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07/09/2024

De Boeing, lo que viene

Gonzalo Carrasco / Miércoles, 24 Julio 2024 - 01:00

Qué difícil la tiene la ya muy antigua armadora de aviones estadounidense, la Boeing Company. Se ve tan simple el problema de falta de credibilidad en el que está imbuida hasta el cogote porque simple y sencillamente se cambiaron las prioridades, esa es mi apreciación. Aparte de los problemas serios que vienen arrastrando desde 2018 con los terribles accidentes ocurridos con los B-737-MAX 8, al tema del desprendimiento de una parte de fuselaje durante un vuelo en los Estados Unidos ahora se viene a sumar un problema con los sujetadores de los generadores de oxigeno. Sin duda los problemas, que parece que no debían ser, que está viviendo Boeing, han llevado la confianza de la gente a niveles bajísimos, vamos, nunca, siquiera imaginado por ellos. Ahora toca paliar tantos inconvenientes que han mermado la confianza de los inversionistas, quizá no tanto de los usuarios, las acciones de la armadora están en picada, les urge hacer lo que sea para que vuelvan a creer en ellos. 

Ellos saben que el problema no solamente radica en su más aguerrido competidor que es Airbus, recordemos que esta también, gigante armadora europea, tiene un problema serio que les ha hecho perder competitividad, la afectación a los motores Pratt and Whitney instalados en los A-320 neo en los que detectaron una contaminación de metal que puede afectar un disco de la turbina que está sometida a mucha presión y a mucho más estrés. Este problema se detectó en motores con números de serie de hasta el año 2021 por lo que la afectación a gran número de empresas en el mundo es mayúscula pues tienen que olvidarse de motores que se tienen que mandar a revisión por espacio de cuando menos sesenta días, lo que representa muchos motores y por tanto, muchos aviones en tierra. El otro problema relativamente nuevo está en los generadores de oxígeno y su manera de sujetarse dentro del compartimento en que se alojan, estos dispositivos son una solución efectiva al peligro que representaba llevar botellas de oxígeno en vuelos presurizados. Son un gran invento pero el usarlos conlleva una serie de precauciones que se deben tomar para disminuir el peligro cuando son desplazados inadvertidamente. La autoridad teme que a la hora de requerirse, si estas se movieron de su lugar, no podrán ser activadas y proporcionar el oxígeno necesario para que los pasajeros respiren después de una emergencia por pérdida de presión de cabina.     

Tanto Boeing como Airbus saben que tienen un competidor fortísimo que cada vez está tomando más robustez, se trata del avión C919 fabricado por la empresa aeroespacial china Comac, avión de un gran desempeño (performance) que está haciendo las cosas bien y está siendo sujeta a los mismos filtros a los que se atienen los aviones  estadounidenses y europeos. El problema radica, no en los empleados ni en los materiales ocupados en la fabricación, sino en la forma de mantener el control de calidad adecuado para el resultado que se busca, transporte de vidas humanas de manera segura, eficiente y eficaz. Ahora bien, existe una gran diferencia entre la actitud adoptada por la armadora estadounidense y la europea, la primera está reaccionando a las exigencias de la autoridad de su país, llámese FAA, y la segunda está exigiéndose a sí misma cumplir con las reglas básicas de seguridad, no quiere meterse en mayores problemas.

La Boeing siempre se caracterizó por respetar los márgenes de seguridad y más allá pero con la nueva alta dirección que de un tiempo para acá ha privilegiado la mentalidad centrada en la economía de la empresa y el rendimiento financiero sobre la ingeniería y la calidad. Parece mentira pero, sin dejar nada en el baúl, el primer binomio (empresa y rendimiento financiero) debe estar supeditado a la calidad como se realizan los trabajos y la ingeniería aplicada para lograrlo. Aunque, si no se tienen números sanos, control de los gastos, compras correctas y algunas cosas más de carácter administrativo cualquier empresa será empujada hacia una inminente bancarrota. Este es un mal que se ve en las empresas tanto privadas como gubernamentales, se le da preferencia a lo administrativo por encima de lo operativo y es ahí donde la calidad, que tiene que ver con lo operativo solamente y por tanto la seguridad, se viene para abajo, es cuestión de revisar las prioridades. No omito reconocer que en ambas áreas es indispensable que sean manejadas por especialistas en cada uno de los rubros quienes de manera por demás honesta y comprometida lleven las riendas de cada una de sus funciones.

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