En cualquier actividad el término seguridad ocupa un lugar importante, modalidades y, quizá grados. En aviación es algo indispensable, impostergable, no se concibe cualquier actividad aérea sin que predomine la seguridad, es algo que no debe ponerse en tela de juicio, ni dejarlo para mañana, so pena de causar muchos, demasiados estragos, sin ella se arriesgarían muchas vidas humanas; es algo que no se pueda aceptar no tenerla.
Muchas son las publicaciones, los cursos disponibles para su total comprensión. Alrededor de la aplicación de esta, trabaja mucha gente, estudia mucha gente, vive mucha gente, tiene que ver, casi con cualquiera de las especialidades del medio aeronáutico y, por otro lado, es un concepto que cuenta con una dinámica muy especial, la necesidad de la actualización de sus conceptos hace que esta requiera de una atención excepcional.
Debido a la poca atención y respeto, a este término a que me refiero, que todavía y desafortunadamente hay gente, irresponsablemente, poco comprometida con la seguridad, aducen altos costos sin reparar en que, en un incidente grave o accidente, si es que fuera algo solo de costos estos serían inimaginables. Y, no se hable del desprestigio de la marca que se maneja, el cual es un verdadero factor a la hora de revisar y ponderar los hechos. En el mundo aéreo cuando alguien te etiqueta de una forma es muy difícil que le puedas dar la vuelta a los señalamientos, el recuperar prestigio cuesta muchísimo, tiempo y recursos. Solo analicemos accidentes que ha habido en nuestro medio aeronáutico local, solamente una enorme y carísima sesión de medios en que se justifiquen las cosas logra hacer que los clientes continúen viajando en tal o cual línea aérea.
Me quiero referir como anti-seguridad a aquel concepto en que no se aplica, por una u otra razón, de manera intencional o involuntaria, la serie de conceptos de seguridad que deben manejarse. Si hacemos un ejercicio muy sencillo de retrospección y nos remontamos a algunas decenas de años veremos el nivel de anti-seguridad que reinaba en el medio aeronáutico en nuestro país, ninguna o casi ninguna de las prácticas, ahora, convertidas en técnicas de vuelo del avión que se quiera, era utilizada. El vuelo estaba compuesto por un súper-Capitán y un auxiliar, que tenía que convertirse en súper-Copiloto, si es que pretendía suplir las actividades de aquel. ¿Cuál fue el resultado? Cabinas inseguras, no uniformes, aplicación de diversas, muchas, técnicas de vuelo, si es que se aplicaban éstas. Solo imaginemos el desperdicio de recursos humanos que se tiraban a la basura en cada vuelo, lo peligroso, ya no riesgoso, que la actividad aérea resultaba. Recuerdo que la manera de volar los aviones, y hablo de todo el mundo, dejaba mucho que desear y si volvemos el rostro a aquellos tiempos en que así se hacía nos ponemos a temblar.
Lo peor de todo es que todas las áreas de la aeronáutica se comportaban de esa manera, la autoridad al no exigir, es más, a veces sin conocimiento de las actividades, lo que debían normar y revisar su aplicación correcta, los centros de capacitación, los talleres aeronáuticos, de las propias empresas de aviación y las que solo se dedicaban a la instrucción, y al mantenimiento de partes aeronáuticas, los altos directivos de las empresas de aviación, las organizaciones de empleados y alguna que se me haya pasado mencionar. Bueno, todos estos factores constituyen lo que quiero llamar anti-seguridad y es algo en lo que nos tenemos que involucrar todos los que trabajamos para este gran mundo de la industria de aviación. ¿Cómo fue que aprendimos y en algunas partes, seguimos aprendiendo? Pues, a base de experiencia, que ha costado mucho tiempo, dinero y vidas humanas.
Recuerdo que algún tiempo de mi carrera en aviación, me tocó presidir un grupo que tenía que ver con accidentes de helicópteros, fue muy interesante, aprendí mucho y me di cuenta de que solo mejorando las actividades consuetudinarias en el medio se puede abatir el gran rezago que se tiene en este rubro. El número de accidentes de helicópteros era alarmante, los índices iban en aumento de una manera poco usual, se detectó que la falta de una adecuada capacitación era un factor que influía mucho y se decidió a meter la mano en esto, solo así se pudieron abatir un poco los accidentes. Entonces todo se convierte en una actividad de conocer, reconocer y aplicar mediante una correcta implementación. Propongo desde esta pluma detectar y, ojalá sea a tiempo, los factores que nos llevan a una anti-seguridad para hacer todo lo que esté a nuestro alcance para erradicarlo, sin miramiento alguno ni demora, sin simulación. Recordemos que el enemigo a atacar se llama anti-seguridad, no merece que le tengamos consideración alguna.
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