En aviación, como en casi todas las actividades que desarrollan los seres humanos, existe la posibilidad de que ocurran incidentes. Atendiendo a su definición en internet, se dice que “un incidente es una cosa que se produce en el transcurso de un asunto, un relato, etcétera, y que repercute en él alterándolo o interrumpiéndolo”. En la aviación tenemos una enorme cantidad de actividades, pilotos volando aeronaves que pueden ser de ala fija, aviones de ala rotativa, helicópteros, técnicos dando servicio a los aeroplanos, controladores controlando aeronaves, sobrecargos atendiendo pasajeros, oficiales de operaciones despachando vuelos, instructores impartiendo diversas cátedras, personal de tierra vendiendo boletos y documentando pasajeros y más. En todos, la posibilidad de que aparezcan incidentes o riesgos está latente desde el momento mismo que se inicia la actividad. Poco o nada podemos hacer para evitar la aparición de incidentes, se puede decir que los incidentes son parte de la operación misma de las actividades aéreas. Luego entonces, se podría afirmar que si no hay incidentes es que no hay operaciones, por lo tanto, la única forma de evitar los incidentes, es decir, que la única manera de que no tengamos incidentes, es que nada se mueva y todo permanezca en su lugar. Este planteamiento es una suposición un tanto ingenua y quizá carente de sentido, sin embargo, hay que ponerla en la mesa porque existen opiniones de que los incidentes hay que terminarlos, no hay que permitir que aparezcan. No obstante, yo la saco a la luz para utilizarla como el límite. No quieres incidentes o riesgos, pues no salgas de tu casa. Obviamente, esto es imposible, existen vuelos que realizar, operaciones aéreas que controlar, aeronaves que deben ser reparadas, adiestramientos que deben efectuarse, etcétera, etcétera.
Ahora bien, si no es posible que dejen de presentarse incidentes, es decir, que reconocemos que los hay y los seguirá habiendo, lo que podemos y debemos hacer es manejarlos para tratarlos y minimizarlos, hasta que se tenga un cierto control sobre ellos, realizar las acciones de mitigación que aplicaren pero también de prevención de los mismos para buscar que sus efectos hagan el menor daño posible. El caso de la medicina hace patente que no es posible dejar de hacer cosas para evitar la presencia de algún incidente. Veamos: cualquier intervención quirúrgica implica siempre un riesgo, pero no podemos dejar de atender a los pacientes porque quisiéramos evitar incidentes. La preparación que debe buscarse, y que dará luz a un conjunto de herramientas que ayudará a minimizar la aparición de riesgos en el desempeño de cualquier actividad, debe tomarse en verdad de manera seria. En aviación, el solo hecho de que una aeronave se encuentre en movimiento, da por consecuencia que se genere uno o una serie de riesgos que deben ser tratados con cuidado para evitar que causen daños leves, de consideración e irreversibles, incluso que pueden poner en riesgo la vida misma de las personas.
Existen protocolos, métodos o procedimientos que en el desarrollo de las actividades permiten conocer una serie de posibles riesgos, esto es sumamente importante, pero aparte de conocer la posible aparición de incidentes, lo más importante es reconocer que hay o habrá riesgos que darán lugar a la aparición de incidentes. Derivado de lo anterior, es aconsejable hacer especial énfasis en las formas de detectar la aparición de incidentes. Durante el desarrollo de las actividades en aviación, puede pensarse en la aparición de posibles incidentes de cierto tipo, se puede decir que hay eventos que es posible que se repitan, dado que las actividades son las mismas, por esto mismo, pudiera pensarse en algún tipo de preparación para dos cosas. Una, pensar en la forma que pudiera mitigarse antes de que el posible incidente se presente; la otra es minimizar su efecto, una vez que se tenga presente el incidente.
Una de las herramientas mayormente utilizadas para mitigar los incidentes y sus efectos son los adiestramientos o capacitaciones, por medio de las cuales se trata de suponer la aparición de incidentes, como pueden ser fallas de algún componente que pudiera poner en peligro el vuelo mismo, el acercamiento entre aeronaves, algún tipo de falla derivada de la reparación de algún sistema de las aeronaves. En cuanto a los adiestramientos, la evolución ha sido bárbara, los procedimientos, la simulación de fallas mediante dispositivos cada vez más precisos, planteamiento de escenarios cada vez más realistas, incluso escenarios de fallas o de incidentes que pasaron en las compañías o prestadores de servicios. No ha sido fácil implementar adiestramientos partiendo de fallas que ya han sucedido, hay impedimentos, incluso legales o legaloides que nos impiden hacer esto, sin embargo, habrá que reconocer los esfuerzos que en materia de capacitación se vienen dando. A manera de conclusión, diría que estemos preparados quienes volamos, controlamos, reparamos, fabricamos, vendamos aeronaves. En fin, todo el que tenga que ver con actividades teñidas de aviación para recibir incidentes y estar en posibilidad de mitigarlos.
“Los artículos firmados son responsabilidad exclusiva de sus autores y pueden o no reflejar el criterio de A21”
Facebook comments