Con cada nuevo ciclo y así como en otros ámbitos, en aviación es necesario hacer una lista de intenciones y propósitos que sirvan para que este importante rubro se mantenga con altos estándares de seguridad y eficiencia, y mantenga su relevancia para el desarrollo del país. Así, todos los que componemos esta industria en México (autoridades, líneas aéreas, pilotos, controladores, sobrecargos, técnicos, etcétera) debemos poner de nuestra parte para atender las múltiples necesidades de esta indispensable actividad.
La autoridad aeronáutica deberá renovarse: tendrán que revisarse la misión, la visión y los objetivos de cada una de las múltiples áreas que despachan bajo su tutela para lograr una actualización de nuestra querida y, a veces extrañada, DGAC. Los departamentos que tengan que ver con la seguridad aérea deberán reinventarse pues, hasta ahora, los resultados no nos hablan de un gran desempeño. El inicio de año es un gran pretexto para analizar las áreas de oportunidad y trabajar sobre ellas.
Se deberán revisar las acciones a tomar para una mejora sustancial en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM): despresurizar las operaciones, que ya están en su límite la mayor parte del tiempo. Para ello, el nuevo Gobierno anticipa que éstas se dividirán con el aeropuerto de Toluca, en donde también ya se plantean obras de ampliación y estrategias para atraer un mayor tráfico hacia la capital mexiquense.
El aeropuerto de Santa Lucía se construirá. No es la intención del autor de estas líneas entablar polémica alguna, y no me corresponde decir (al menos no en en este foro) si debe o no hacerse dicha obra en ese sitio. El hecho es que ya se decidió edificarlo ahí y me interesa hablar mirando hacia adelante, por lo que no me detendré a calificar ni, mucho menos, a denostar a nadie.
Las obras en la base aérea militar se iniciarán una vez que se cuente con el proyecto final, mismo que, según han informado por diferentes medios, será desarrollado por el Ejército mexicano. De esta manera se pretende evitar la indeseable corrupción que generan proyectos de esta magnitud.
Los titulares de las dependencias correspondientes, como la DGAC, Seneam, ASA, Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, están conscientes de lo que debe hacerse, considerando el planteamiento del presidente López Obrador de implementar un sistema nacional de aviación del Valle de México que tome en cuenta los tres aeropuertos mencionados. Y las líneas aéreas deberán ponerse de acuerdo para decidir qué vuelos se efectuarán desde qué aeropuerto.
La preparación de controladores y pilotos deberá continuar y buscarse una mejor calidad Recordemos que el sistema de navegación PBN entrará en vigor con mayor profundidad, por lo que la preparación en estos rubros deberá ser más eficiente y amplia. Hoy por hoy, empresas como Aeroméxico imparten estos cursos aunque de manera muy superficial. Lo mismo aplica para técnicos y sobrecargos, los adiestramientos iniciales y periódicos deberán pulirse y verificarse con el propósito de obtener mejores resultados.
Algo que urge hacer es vigilar y constatar que las revalidaciones de las licencias del personal técnico aeronáutico y los exámenes médicos de los mismos se efectúen con apego a la normatividad establecida. Hay centros que dejan mucho que desear, y algunos que ni siquiera cuentan con aparatos de medición de aptitud física. Los pilotos que vuelen aviones mexicanos deberán estar valorados sin que haya lugar a dudas, y hacer su trabajo en condiciones óptimas de salud, esto para beneficio y seguridad tanto de los usuarios como de las tripulaciones aeronáuticas.
Los centros de adiestramiento así como las distintas escuelas de aviación en el país deberán contar, cuando menos, con las facilidades inscritas en las leyes aeronáuticas. Y se deberá prescindir de las que no cumplan con los requisitos de instalaciones, aeroplanos, entrenadores de vuelo, simuladores de vuelo, instructores de teoría, de simulador y de vuelo.
Los accidentes que se tuvieron el año pasado nos deben abrir los ojos de que algo no se está haciendo bien. Desde la propia autoridad puede hacerse mucho, pero hay empezar a corregir lo que haya lugar. Las visitas y contacto positivo con los centros de adiestramiento del país, sin importar el tamaño que tengan y la fama de que gocen, deberán completarse sin distinción alguna.
Sin duda que la DGAC es una institución de esencia es burocrática que, sin embargo, debe procurar quitarse un poco esta etiqueta que la han convertido, a lo largo de los años, en un organismo sumamente ineficiente. Si lo que se quiere es cambiar la aviación en México, deberemos hacerlo desde el nicho en que nos encontremos todos: habrá departamentos que requieran una cirugía mayor y otros que solo necesiten ajustes menores para lograr sus objetivos. El chiste en iniciar los cambios que hacen falta.
Como se ve, nadie puede actuar por sí mismo: todos necesitamos el compromiso de todos... hagamos lo que debemos y hagámoslo bien.
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