Todos sabemos que la comunicación de los pilotos con el personal de tierra es fundamental en las operaciones aéreas, pero cuando se trata de interferencias ilícitas como amenazas o secuestros, cobra más importancia.
Los pilotos utilizan una serie de códigos para alertar del peligro que pueda existir en ese momento, y el código 7500 cobra especial relevancia. La seguridad en un vuelo recae especialmente en la tripulación, encargada de velar por el pasaje en todo momento y hacer de su viaje lo más placentero posible.
Hay una lista de eventos ilícitos ocurridos a lo largo de la historia de la aviación. Secuestros y amenazas terroristas, sin olvidar el triste acontecimiento del 11 de septiembre de 2001, en Estados Unidos. Este hecho fue fundamental para llevar a cabo cambios en la seguridad operacional de los aeropuertos mundiales.
Diversos programas de entrenamiento CRM (Crew Resources Management), centran su atención tanto en la gestión de las amenazas provenientes de un tercero como en los errores humanos que se pueden producir en la cabina de la tripulación técnica.
En estas situaciones, la asertividad y la empatía cobran especial relevancia a la hora de intentar “negociar” con el secuestrador o el terrorista por parte de los pilotos, en intentar controlar las reacciones humanas en la medida de lo posible dentro de un escenario improvisador.
Es importante tener en cuenta que este tipo de recursos en la gestión de la seguridad no garantizan eliminar el error al 100 por ciento, pero son herramientas fundamentales para las tripulaciones y el personal aéreo, como los dispatcher o los controladores. La aviación se mueve en un entorno de riesgo alto y, que duda cabe, que una actuación correcta con los mecanismos pertinentes minimiza, y mucho, los entornos de conflicto.
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