Es un hecho indiscutible que la aviación en general, y la ejecutiva en particular, se van recuperando de forma lenta pero segura. En Europa, el aumento del mercado de la aviación privada fue de un 35% respecto al mismo período del año 2020.
Hasta antes de la pandemia, los vuelos ejecutivos se polarizaban en dos perfiles bien diferenciados: el ejecutivo de negocios y el cliente de uso y disfrute en lugares poco accesibles, privados y paradisíacos.
El comportamiento del cliente ha variado durante la pandemia, lo que significa que las tendencias que se observan en el pasajero obedecen a nuevos parámetros de comportamiento.
Los requerimientos por parte del cliente se están focalizando en destinos más recónditos, donde tienen sus residencias de verano o de invierno. Lugares que han pasado de ser un mero destino vacacional a la residencia habitual, lejos de las grandes urbes.
Los encuentros entre compañías para realizar negocios se planificaban con bastante antelación, sin embargo, se observa un ligero cambio en esto, lo que supone que este tipo de vuelos se soliciten de forma rápida y urgente.
La configuración de los vuelos comerciales después de la pandemia ha supuesto que muchas conexiones internacionales se conviertan en un verdadero suplicio y esto ha desembocado en una mayor demanda de los vuelos ejecutivos.
Cada vez las alternativas con este tipo de vuelos son mayores y adaptables a la nueva situación que vivimos: vuelos chárter internacionales, vuelos con escalas, sin escalas y los empty legs, cada vez más en auge, para hacer coincidir el viaje programado con ofertas de tramos vacíos y pagar por asiento, lo que hace que sea más económico.
En definitiva un abanico de posibilidades adaptadas a los nuevos tiempos para que este tipo de aviación te lleve donde más deseas.
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