Durante las últimas dos décadas, han surgido una serie de sucesos dentro de la industria aérea comercial que han terminado por establecer un modelo que permita a los pasajeros disfrutar de una mayor oferta de precios y destinos.
Alianzas aéreas
Si bien las alianzas entre aerolíneas se remontan al año 1930 cuando Pan American Grace Airways y Pan American World Airlines acordaron operar en conjunto sus rutas a latinoamérica, no es sino hasta 1997, con Star Alliance, que se conforma oficialmente la primera “alianza moderna” que agrupa a distintas líneas aéreas con el fin de ampliar el abanico de destinos y ofrecer al pasajero el beneficio de acumular millaje con cualquiera de las empresas asociadas.
En la actualidad son tres alianzas, Star Alliance, SkyTeam y Oneworld, las que reúnen a las principales empresas, abarcando así un 54% de los asientos disponibles en el mundo. Lo anterior, trae beneficios al momento de adquirir un número mayor de destinos, más frecuencias, mayor eficiencia en el tráfico aéreo, la reducción de costos operativos que finalmente abarata el costo final del boleto y la comodidad de elegir un lugar donde la red de operadores son los encargados de toda la logística de conexiones para llegar al punto de arribo final junto con el equipaje; aunque cuando esto no ocurre, generalmente tienen prácticas de compensación en caso de demora o pérdida de la maleta.
Algunos pasajeros menos optimistas creen que las alianzas generan un panorama propicio para ejercer prácticas monopólicas ya que las aerolíneas pueden manejar precios estandarizados en las rutas con mayor porcentaje de vuelos y abarcar casi la totalidad de algunos destinos y por lo tanto se torna difícil que empresas más pequeñas puedan mejorar frecuencias de vuelo y ofertas tarifarias.
Por otro lado, para optimizar los costos de determinadas rutas y ofrecer un mayor número de horarios se hace uso del llamado código compartido, en donde en un mismo vuelo se puede operar con distintos códigos, es decir, que en el avión de la aerolínea X viajen también pasajeros que compraron su boleto en la línea Y, esto último no siempre es del agrado de todos los usuarios, ya que muchos tienen predilección por alguna empresa en particular y creen que al viajar en otra, la calidad puede ser menor.
La operación de los vuelos en el mundo está funcionando en un complejo sistema de red, la tarea no es fácil, pero la tecnología y la profesionalización de la industria han demostrado que existe un modelo eficaz para la distribución aérea en el menor tiempo posible.
La red de tráfico aéreo
Para mantener en funcionamiento los miles de vuelos y todas las rutas que estos realizan, se han establecido los llamados HUB, estas son terminales aéreas que reciben a un gran número de vuelos donde los pasajeros pueden realizar sus conexiones hacia su destino final. Ente algunos buenos ejemplos se encuentran el aeropuerto de Panamá, que se ha convertido en uno de los principales hubs de distribución de vuelos en América Látina. Por otro lado, está el caso en donde algunas aerolíneas utilizan determinados aeropuertos como centrales de distribución de vuelos, como es el caso de Delta en el aeropuerto de Atlanta donde se acoge a pasajeros de todo el mundo para ser transferidos a sus destinos finales.
Para los viajeros con mayor categoría en sus membresías de viajero frecuente, el establecimiento de alianzas, además de permitirles acumular millas en más aerolíneas, les ha favorecido en un mayor número de salas VIP, ya que las alianzas contemplan el uso compartido de gran parte de las instalaciones con las que cuenta cada empresa.
En resumen, el sistema actual favorece principalmente a los pasajeros al ofrecerles una red global de destinos minimizando el número de escalas y de alguna manera, el costo final de los boletos. Es de esperarse que las alianzas no terminen controlando el precio de los pasajes y dejando fuera de competencia a las empresas más pequeñas, como las regionales de cada país.
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