Los treinta y cinco años de actuación cómo especialista en gestión de tránsito aéreo, en el contexto de las operaciones latinoamericanas, a servicio de empresas europeas y norteamericanas, me han permitido ser testigo, en mi propia piel, de los efectos de un síndrome crónico, simplemente indetectable para mis colegas en las regiones más ricas del planeta.
Si hoy, seguramente en los últimos tiempos de trayectoria profesional, me toca escribir frenéticamente sobre los efectos de dicho síndrome, no es por un deseo obsesivo de cambiar el mundo, sino más bien por el alivio de haber identificado mi responsabilidad en él.
Por lo tanto, no tengamos miedo de contemplar el escenario internacional de la gestión del tránsito aéreo, de manera transparente y agnóstica, bajo la lógica capitalista que mueve al mundo.
¿Dónde están los recursos financieros necesarios para fomentar los esfuerzos de la industria hacia nuevos conceptos, principios y tecnologías?
Estoy seguro de que nadie se atrevería a decir ¡“Allá en América Latina”!
Es justo decir que EASA (en Europa) y la FAA (en los Estados Unidos) han asumido históricamente la responsabilidad de canalizar las necesidades y expectativas de los actores del transporte aéreo en sus mercados premium, hacia la industria, como un faro que indica a los buques de alrededor el camino a seguir en sus esfuerzos de desarrollo. ¡Eso es lo que necesitan y por lo que pueden pagar!
¿Y qué pasa con América Latina y otras regiones menos protagonistas?
Bueno, aún pueden beneficiarse de las innovaciones de la industria y proporcionar flujos de ingresos marginales para los desarrolladores de soluciones, siempre que los obstáculos culturales, financieros, legales, logísticos y fiscales no representen barreras insuperables.
Pero una consulta…. ¿Se han diseñado dichos conceptos/tecnologías innovadores y disruptivos para atender necesidades y posibilidades de América Latina?
Quienes los diseñaron, ¿han analizado alguna vez el entorno operativo y cultural de América Latina, como sería necesario para comprender sus necesidades y posibilidades, en la concepción de estas "novedades"?... "No, ¡pero siempre se puede contratar a un vendedor Español!"
Y es en este punto que aspectos de la idiosincrasia de norteamericanos y europeos han jugado históricamente un papel destacado en el desarrollo de la gestión de tránsito aéreo en América Latina - admito la tentación de referirme también a otras regiones, pero me limitaré a mi propia área de experiencia práctica.
La FAA diseña conceptos y principios para la gestión de tránsito aéreo de Estados Unidos, estableciendo el rumbo para los esfuerzos creativos de la industria estadounidense. ¡Y esto es todo!
La EASA hace lo mismo, proponiendo a la industria Europea, la dirección para desarrollo de soluciones innovadoras y disruptivas, para ser difundidas en todo el mundo, con especial énfasis en las naciones con vínculos de colonización, donde el idioma es una barrera menor.
Cuanto más pasa el tiempo y tengo la oportunidad de hablar con especialistas en gestión de tránsito aéreo mucho más jóvenes, en todo el mundo, me siento como un dinosaurio, dispuesto a discutir los conceptos originales de la OACI, propuestos hace unas décadas, mientras que sus conocimientos son basados en "cómo EASA y la FAA han adoptado y luego adaptado los conceptos originales de la OACI, a sus entornos operativos y culturales".
Y me quedo solo hablando de las necesidades y posibilidades de América Latina. ¿A quién le importa?
En América Latina, el concepto “no country left behind” de la OACI se ha demostrado incompatible con el capitalismo y, con frecuencia, “un consultor europeo” se ha convertido en la forma estándar de avanzar hacia el futuro de la gestión del tránsito aéreo en la región.
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