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03/05/2024

¿Por qué la mediocridad y la ineficiencia?

Francisco M. M… / Miércoles, 15 Marzo 2023 - 20:51

De acuerdo con información de El Economista, del pasado 9 de marzo, la Secretaría de Infraestructura Comunicaciones y Transportes (SICT) hizo llegar su solicitud de dinero a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público por un monto de 486.8 millones de pesos, para llevar a cabo la “compra, habilitación y equipamiento” del edificio (más bien, ruinas) donde opera el Centro Internacional de Adiestramiento de Aviación Civil (CIAAC), lo que según la autoridad aeronáutica ayudaría a regresarla a categoría 1.

 

Estas “instalaciones” fueron visitadas por los auditores de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (FAA) durante su última visita, e hicieron observaciones importantes sobre el pésimo estado en que se encuentra toda la estructura.

 

En las actuales instalaciones del CIAAC, ubicadas en avenida Hangares esquina con Boulevard Aeropuerto, se realizan los exámenes a técnicos y pilotos aviadores para obtención de licencia comercial y, posteriormente, título y cédula profesionales.

 

Vale la pena comentar otra vez que los procesos de exámenes, por razones que nadie comprende, se llevan a cabo solo tres veces al año, lo que es claramente insuficiente, tomando en cuenta la gran cantidad de solicitudes.

 

Por cierto que estos exámenes teóricos han resultado ser muy confusos, y el promedio de reprobados resulta sumamente alto, lo que ya debería haber llamado la atención de todos los involucrados en el proceso.

 

O el CIAAC no está realizando exámenes adecuados a las necesidades de titulación, o las escuelas de aviación no están cumpliendo con los programas de capacitación, aprobados por la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), para preparar a sus pilotos.

 

En ambos casos, la AFAC tiene la responsabilidad de revisar y modernizar procesos de exámenes y programas de capacitación de las escuelas de vuelo.

 

Los procesos y reglas que se implantaron en los años 60, y que hoy inexplicablemente siguen vigentes para regular a la industria aérea, nos llevan a caer en un verdadero calvario  burocrático, que lo complica y lo demora todo, en perjuicio no solo de los pilotos y técnicos sino de toda la industria.

 

El trámite de titulación puede llevar un año y, quizá más, después de que un piloto se ha graduado de una escuela de vuelo. Luego de pasar exámenes para obtener título y cédula, resulta requisito adicional regresar a la escuela para cumplir más horas de vuelo, debido a que las acumuladas ya se han vencido, lo que representa tiempo y gastos económicos extras, además de más papeleo y burocracia.

 

Como sea, no  hay edificio ni área, por muy lujosos y modernos que puedan ser, que cumplan con los requisitos exigidos por estándares internacionales si las personas encargadas de implantar y llevar adelante todos los procesos no tienen una verdadera voluntad de cambio y empiezan, también, a aceptar las sugerencias de expertos en las diferentes áreas.

 

Muchas voces en la industria aérea se han alzado para hacer propuestas, que faciliten todos los procesos que realiza AFAC en todas sus oficinas y departamentos, pero los oídos sordos se imponen y no hay forma de convencerlos de la necesidad de llevar a cabo los cambios requeridos.

 

¿Cuál puede ser la razón para querer permanecer en la mediocridad y la ineficiencia?

 

Nuestras aerolíneas también están sufriendo las consecuencias de este caos burocrático.

 

Actualmente hay pilotos contratados en aerolíneas que ya han terminado adiestramientos a diferentes equipos y, después de más de un mes, siguen en tierra y en espera de sus licencias y capacidades para poder volar y ser productivos.

 

Sólo se requiere un plástico, o una simple hoja de papel, con la firma del director de licencias y un sello de la autoridad. Así de sencillo.

 

Mientras tanto, los costos económicos para las aerolíneas se disparan, porque tienen que pagar sueldos sin que los pilotos puedan volar, muchas veces son necesarios adiestramientos adicionales de refresco, tanto de tierra como de simulador, y también es necesario hacerlo incluso en simuladores de vuelo en el extranjero.

 

Por lo tanto, también podríamos señalar esos procesos generales de AFAC, exageradamente lentos e ineficientes, como una de las causas de demoras y cancelaciones de vuelos de itinerario por falta de licencias y capacidades para  tripulantes y técnicos.

 

Los problemas e ineficiencia de AFAC ha sido una herencia de la antigua Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC), pero debemos decir que hoy la situación se presenta aún peor y en el peor momento.

 

Suponiendo que los recursos económicos solicitados sean aprobados, la construcción o remodelación de un nuevo edificio puede llevar un año, o quizá más, y después de ello se deberá seguir trabajando para dar  solución a las observaciones pendientes por parte de FAA, y eso podría  tomar otro año adicional.

 

Si las cosas se dan como se pretende, sería hasta el próximo sexenio cuando la autoridad aeronáutica podría recuperar la categoría 1.

 

Hay que insistir en que se requieren procesos rápidos, claros y eficientes por parte de AFAC para cumplir con las necesidades de la industria aérea y para recuperar, lo antes posible, la categoría 1.

 

La burocracia rampante, la falta de conocimientos, la inexperiencia y la falta de una actitud profesional para hacer bien las cosas y rápido, por parte de nuestra autoridad aeronáutica, están causando graves daños a nuestras aerolíneas nacionales y a nuestra aviación.

 

No hay cantidad de dinero suficiente en inversión, por muy grande que sea, que pueda cambiar actitudes, y es justo ahí, en las actitudes, que deben estar basadas en la eficiencia, y no en la mediocridad, donde nuestras autoridades aeronáuticas se encuentran atoradas.

 

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