Apenas hace un par de días se llevó a cabo una marcha-manifestación, de Reforma al Zócalo, por parte de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), que incluyó a la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México (ASPA) y al Colegio de Pilotos Aviadores de México, con el objeto de seguir diciendo NO al cabotaje aéreo.
Ya se ha dicho hasta el cansancio, por parte de los verdaderos especialistas en aeronáutica de nuestro país, cuáles serían las enormes afectaciones en cuanto a pérdida de empleos y en el porcentaje de PIB al verse afectadas nuestras aerolíneas nacionales, apenas recuperándose de la epidemia del COVID-19.
Aunque se han presentado todo tipo de argumentos en contra del cabotaje, que no han sido escuchados por las autoridades del gobierno federal, es de llamar la atención que las líneas aéreas nacionales Aeroméxico, Viva y Volaris que serían muy afectadas, apenas hayan hecho alguna ligera declaración que se ha perdido en algún medio de difusión, sin defender, como podría esperarse, su posición al respecto que, sabemos, es de total rechazo.
¿Por qué no han reaccionado?
Vemos dos posibilidades: las empresas de aviación mexicanas están siendo presionadas (amenazadas) por el gobierno federal, entraron en pánico y prefieren mantener su concesión, no caer en el pleito y esperar lidiar el poco tiempo que falta hasta el 2024, con las afectaciones que seguramente les traería el cabotaje.
La otra posibilidad es que, las propias aerolíneas, están conscientes de que este permiso del cabotaje no podría consumarse sino hasta dentro de unos meses.
Tomaría tiempo adicional para que las líneas aéreas extranjeras puedan realizar sus estudios de mercado y decidir las posibles rutas, aviones e itinerarios dentro de México y, además, deberían organizar la logística operativa necesaria, que va desde mostradores en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) y equipo terrestre de todo tipo, hasta la contratación y entrenamiento de nuevo personal.
Hay que recordar que muchas de esas aerolíneas extranjeras ya operan, desde hace años, en el aeropuerto Benito Juárez, en donde ya tienen un modus operandi perfectamente establecido y tendrían que ponderar la posibilidad del aumento de personal y recursos necesarios para operar también desde el AIFA.
De acuerdo al plan gubernamental para eficientar, a como dé lugar, el Felipe Ángeles, el permiso de cabotaje sería solo en operaciones en este aeropuerto ya que, según lo dicho por las autoridades aeronáuticas, el Benito Juárez está nuevamente restringido, porque se encuentra saturado y no puede otorgar más slots de los que existen actualmente.
Por otra parte, si se piensa en autorizar el cabotaje entre otros aeropuertos nacionales, se dejaría al AIFA todavía más vacío y, además, lo haría más inviable.
Solo como un ejemplo, ¿qué línea aérea extranjera quisiera experimentar la ruta AIFA- Cancún si lo puede hacer, con éxito asegurado, desde el Benito Juárez, Guadalajara, Monterrey, Tijuana, Chihuahua, etc?
Así pues, la aprobación del cabotaje aéreo por parte de los legisladores y luego la implementación, por parte de las aerolíneas extranjeras, puede llevarse todavía algunos meses y, esos meses, nos acercan al posible cambio de gobierno, y quizá también de las retrógradas políticas aéreas que se pretenden en la actualidad… Ojalá.
“Los artículos firmados son responsabilidad exclusiva de sus autores y pueden o no reflejar el criterio de A21”
Facebook comments