Las amenazas (porque son amenazas) de abrir el cabotaje aéreo para que aerolíneas extranjeras puedan operar vuelos dentro del territorio nacional sin restricciones, van dirigidas, sin duda, a nuestras aerolíneas nacionales, que son las primeras que saldrían perjudicadas con esta medida.
Parecería otra forma de presión para que Aeroméxico, Volaris y Viva Aerobus se animen a operar más vuelos a y desde el aeropuerto Felipe Ángeles el cual, por cierto, no necesita más aviones despegando y aterrizando, sino más pasajeros que prefieran usarlo.
Falta ver si las líneas aéreas nacionales están dispuestas a operar con pérdidas económicas constantes y, por otra parte, si las aerolíneas extranjeras son autorizadas por sus respectivos gobiernos a volar en territorio mexicano, y operando un aeropuerto no terminado, que no está certificado de acuerdo a normas internacionales y que pertenece a un país cuyas autoridades han sido degradadas a categoría 2 por no cumplir con los estándares de seguridad establecidos por OACI.
Deberán escucharse las voces y puntos de vista de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA de México), del Colegio de Pilotos Aviadores de México, de la Cámara Nacional de la Industria del Aerotransporte (Canaero), de los ingenieros en aeronáutica, las de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA), de la Federacion Internacional de Asociaciones de Pilotos (IFALPA), administradores de aerolíneas mexicanas y, desde luego, la opinión y voto a nivel del Congreso mexicano.
Los cielos de cada país, contratantes de OACI, están protegidos por leyes y reglas claras que incluyen las 9 libertades del aire, en las que se contempla la octava libertad:
“Derecho a transportar pasajeros, correo o carga de un punto a otro de un mismo Estado, distinto a aquel en el que está matriculada la aeronave. También se conoce como cabotaje”.
La implantación de esta octava libertad, sería un verdadero desastre para nuestra industria aérea y solo hay que revisar algunos países, como Argentina, para darnos cuenta de la enorme capacidad de destrucción de la aviación comercial y de las implicaciones económicas y sociales que esta medida tiene en los países donde se aplica.
Por cierto, en ese mismo país, la autoridad aeronáutica fue manejada por el ejército, y las consecuencias en inseguridad y corrupción fueron conocidas en todo el mundo.
La industria aérea de México no fue apoyada en el peor momento de la crisis del COVID, como lo hicieron los gobiernos de otros países con sus empresas de aviación, tampoco está siendo apoyada hoy en ningún sentido sino, al contrario, todos los días se le imponen nuevos obstáculos y trabas burocráticas, que limitan el crecimiento y desarrollo de nuestras líneas aéreas comerciales.
Hoy mismo, las escuelas de aviación y las aerolíneas tienen a sus estudiantes y pilotos sentados esperando por meses el cumplimiento de los procesos más sencillos y elementales, por parte de la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC), para la expedición de licencias y diferentes capacidades a personal técnico, lo que las obliga a reducir su ritmo de crecimiento.
Cambios de nombre y direcciones van y vienen, pero la AFAC sigue sujeta a criterios y reglas de los años 60, esta es la causa de su probada ineficiencia durante décadas.
La burocracia rampante de una Agencia Federal, que no tiene los recursos materiales ni humanos adecuados para realizar su trabajo, es un gran obstáculo, junto a todas las restricciones operativas impuestas por la degradación a categoría 2, y si a esto le aumentamos la posibilidad del cabotaje aéreo, como se pretende, estaríamos hablando de un verdadero desastre en la industria aérea de México.
Muchos tuvimos la esperanza de que con el cambio en la dirección de AFAC, hace apenas unos meses, el trabajo de la agencia podría mejorar e iniciar el camino de la eficiencia, pero hasta hoy no hay visos de cambios verdaderos, y tal parece que seguiremos padeciendo por la falta de interés político y de recursos, por lo que seguirá mandando la burocracia y la ineficiencia.
En estas condiciones, no será sencillo recuperar la categoría 1, con todas las implicaciones negativas que esto conlleva en lo económico y en lo social para nuestro México.
El día de hoy, el panorama para la industria aérea nacional es muy complicado pero, a pesar de eso, las principales aerolíneas hacen todo tipo de esfuerzos y van recuperando sus niveles de ocupación prepandemia.
Como ya hemos comentado, si el gobierno y sus autoridades aeronáuticas no quieren o no pueden apoyar a nuestra industria aérea nacional pediríamos, al menos, que no se conviertan en un obstáculo para su desarrollo.
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