En todo el mundo, los pilotos de las aerolíneas comerciales se están quejando como nunca del exceso de trabajo y la reducción de los descansos en todo tipo de vuelos.
En México, los pilotos comerciales no son la excepción, ya sean de aerolíneas ya solo llamadas de bajo costo, o las tradicionales, están enfrentando la misma problemática.
En aras de la recuperación de la industria a nombre de la productividad, las jornadas de vuelo de las tripulaciones se han alargado y los tiempos de descanso se han reducido, por lo que hoy es normal hacer 4 o 5 aterrizajes en 12 horas de trabajo en aviones de corto alcance, o uno solo en vuelo de largo radio, pero con jornadas de hasta 16 horas, y en algunos casos todavía más, y por otra parte, descansos mínimos de hasta 12 horas o quizá menos.
Además de esas largas jornadas, demoras constantes, condiciones adversas de mal tiempo, desviaciones a aeropuertos alternos, vuelos nocturnos seguidos, cambios constantes de presión en cabina, cambios de husos horarios, falta de alimentación adecuada, falta de sueño, entre otras cosas, están llevando a los pilotos a presentar estados alarmantes de fatiga.
No hay duda de que la nueva tecnología aeronáutica ayuda en gran medida a reducir las cargas de trabajo, porque los aviones modernos están equipados con los más sofisticados equipos automatizados e instrumentos de vuelo, pero eso no relaja la atención de los pilotos.
Existen estudios de que el cerebro se mantiene, aún en momentos que parecen ser de descanso programado, siempre en diferentes estados de actividad trabajando y realizando cientos de cálculos, haciéndose muchos cuestionamientos y buscando soluciones para problemas de vuelo que no se le han presentado todavía, pero que son posibles.
El piloto comercial de hoy está sujeto a presiones adicionales cuando está en tierra.
Sin hacer menos importantes los problemas familiares que se pueden tener, que son motivo real de desconcentración y que cuentan mucho en el estado de ánimo, durante toda su vida profesional, el piloto también debe estar preparado y estudiar constantemente para enfrentar cambios en los procedimientos de vuelo y en las diferentes áreas, rutas y aeropuertos que opera, debe estar al día para aprobar adiestramientos periódicos reprobatorios dos veces al año, o al menos cada 12 meses, a través de exámenes de tierra y simulador.
Debe estar pendiente también de la revalidación de su licencia de vuelo y capacidades por medio de exámenes médicos periódicos, además de seguir estudiando para aprobar otros adiestramientos iniciales o ascensos que lo capaciten para volar nuevas aeronaves.
De acuerdo a lo expresado por los principales fabricantes de aviones del mundo, Boeing y Airbus, la necesidad de pilotos en todo el mundo durante los próximos 20 años, alcanza la impresionante cifra de 602 mil nuevos aviadores.
Cada día se presentan nuevas jubilaciones de pilotos al alcanzar el máximo de edad permitida para volar, también han aumentado mucho los fallecimientos y hay más incapacidades médicas, por lo que se empieza a sentir la falta de pilotos comerciales alrededor del mundo.
Ya empiezan a faltar instructores de vuelo y personal de mantenimiento muy especializado, lo que está obligando a las principales aerolíneas a mejorar la utilización y la productividad de todo su personal, pero debemos decir que, en muchos casos, se hace alargando la liga quizá más allá de lo que es prudente y seguro.
Es verdad que volar sigue siendo la forma más segura de viajar, sin embargo, al pasar de los años, hemos sido testigos de graves accidentes aéreos que han costado muchas vidas, y la fatiga de vuelo en los pilotos ha sido, en no pocos de ellos, un factor contribuyente de accidentes.
No se necesitan más pilotos en una cabina de vuelo, no son necesarias más tripulaciones múltiples o pilotos de refuerzo.
Se requieren pilotos más descansados que puedan permanecer realmente despiertos y concentrados en su trabajo en cabina durante el vuelo.
Debemos recordar que, un piloto fatigado, tiene reacciones que se acercan mucho a las que puede tener una persona ebria.
Sobre el tema del cansancio y la fatiga de vuelo de las tripulaciones técnicas, se ha hablado hasta el cansancio, y también se han propuesto a soluciones pero muchas de ellas, de una forma o de otra, cuestan dinero a las líneas aéreas, y ese es un tema muy árido para los administradores y accionistas.
La seguridad en aviación no tiene precio. Esto se ha dicho en todos los foros y desde hace más de cien años en que los Wright realizaron su primer e histórico vuelo.
En principio, es el propio piloto quien debe reconocer, y estar consciente de sus limitaciones físicas, por causa de la fatiga en un momento dado durante el vuelo, e informarlo como motivo de riesgo a los demás tripulantes.
Un incidente o un accidente mayor, más allá de irreparables vidas humanas que no tienen precio, puede costar millones y millones en pesos y centavos, e incluso la sobrevivencia de una aerolínea.
Corresponde a todos, pilotos, administradores de líneas aéreas y autoridades velar por la seguridad de las operaciones y el combate frontal para solucionar los aspectos inherentes a la fatiga de las tripulaciones.
Cada día aumentan los vuelos, el número de aviones en el cielo, las frecuencias y las rutas, cada día hay más pasajeros en el aire y es vital su cuidado y seguridad, por lo que los esfuerzos para combatir el cansancio crónico o la fatiga de los tripulantes deben seguir adelante para evitar que pueda ser factor de accidentes aéreos.
La fatiga en los pilotos, tras los controles de las aeronaves, es un riesgo calculado, pero es real y hay que tomarlo muy en cuenta.
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