En los últimos días se ha incrementado notablemente el manejo en medios y redes sociales el tema del aeropuerto de Santa Lucía y, de paso, muchas notas y comentarios sobre los otros dos que formarían el plan aeroportuario, el aeropuerto Benito Juárez y el aeropuerto de Toluca.
El día de hoy, el aeropuerto de Toluca presenta una serie de problemas técnicos que empiezan con el deterioro que sufre la pista más larga del sistema mexicano, la cual tiene una longitud de 4,300 metros, construida de asfalto, por lo que ha requerido siempre, y hoy más que nunca, de un mantenimiento especial que absorbe una gran cantidad de recursos económicos que la administración del aeropuerto simplemente no tiene.
Este aeropuerto fue inaugurado en el año de 1984 con la idea de reducir el tráfico aéreo en el aeropuerto internacional Benito Juárez y pretendido para la operación de aerolíneas comerciales y empresas de la aviación ejecutivas.
En el aeropuerto de Toluca se llegaron a manejar en el año 2007 más de 4 millones de pasajeros, transportados principalmente por Viva Aerobús, Interjet, Volaris y Aeroméxico, pero en el año de 2013, debido a la importante caída en el número de pasajeros y los consecuentes altos costos de operación, las aerolíneas empezaron a emigrar de regreso al aeropuerto internacional Benito Juárez, aprovechando el espacio operativo dejado por Mexicana de Aviación debido a la suspensión de vuelos en el 2010.
Desde entonces, algunas aerolíneas han hecho algunos tímidos intentos para operar determinadas rutas, pero sin grandes éxitos, debido a que el número de pasajeros interesados en salir o llegar a este aeropuerto no aumenta a pesar de los esfuerzos.
El aeropuerto de Toluca se ha convertido en un aeropuerto más que nada ejecutivo y a pesar del nuevo plan aeroportuario no se le ven muchas oportunidades de crecimiento.
El aeropuerto internacional Benito Juárez fue inaugurado en mayo de 1931 en su etapa inicial y hoy con sus dos pistas de casi 4 kilómetros de largo es todavía el aeropuerto de mayor tráfico de pasajeros y número de aeronaves en México y está colocado en el número 33 entre los de mayor movimiento en el mundo.
En el 2020, este aeropuerto en plena pandemia manejó un total de 22 millones de pasajeros habiendo descendido casi un 56% con respecto al 2019.
Casi 500 mil toneladas de carga por medio de las 32 aerolíneas comerciales nacionales e internacionales y 17 empresas cargueras fueron manejadas en este aeropuerto que hoy también está sufriendo las consecuencias de la falta de recursos económicos y voluntad política para mantenerlo en óptimas condiciones de operación.
Hay quienes hablan de una consigna para obligar a las aerolíneas comerciales a emigrar operaciones del Benito Juárez al aeropuerto Felipe Ángeles de Santa Lucía, lo que veremos a partir de marzo del 2021.
El nuevo aeropuerto de Santa Lucía inició su construcción en la propia base aérea militar en octubre del año 2019, después de haber sufrido una suspensión por parte de un juez debido a que no se contaba con el estudio de impacto ambiental correspondiente.
La base aérea está siendo modificada y reconstruida para compartir operaciones civiles y militares bajo la administración de la Secretaría de la Defensa Nacional quien obtendrá por los próximos 50 años todos los recursos económicos emanados de su operación.
De este aeropuerto Felipe Ángeles, que hoy tiene un avance del 75%, no se tiene mucha información importante tanto económica como operativa, ya que gran parte de ella se encuentra “reservada” por el gobierno federal y la Secretaría de la Defensa Nacional.
Cifras sobre los costos finales de la construcción van y vienen y medios especializados dicen que este se ha visto aumentado de manera considerable, más allá de los 68 mil millones de pesos presupuestados inicialmente.
Por otra parte, no hay información sobre los estudios pre-construcción establecidos internacionalmente y tampoco hay información fehaciente sobre las certificaciones de operación como aeropuerto internacional de acuerdo con las especificaciones de OACI.
Tanto Mitre, con 63 años de experiencia como la propia IATA han dejado ver públicamente sus dudas tanto en la operación futura de Santa Lucía, así como su correlación operativa con los aeropuertos de Toluca y Ciudad de México y también han mostrado su preocupación en cuanto a la administración del espacio aéreo y su control que tiene grandes retos que resolver y que pueden afectar la seguridad de las operaciones aéreas durante llegadas y salidas.
Un punto aparte y no menos importante es el que se refiere al sistema de conexión terrestre entre aeropuertos y entre la ciudad y estos con sus respectivas rutas alternas, por los cuales deberán transitar no solo pasajeros y sus equipajes, sino carga y todo tipo de insumos necesarios para la operación de un aeropuerto internacional lo que incluye el constante flujo de combustible al aeropuerto y sus respectivos sistemas de seguridad.
En fin, que ya algunas aerolíneas nacionales e internacionales han dejado clara su posición de no operar el aeropuerto de Santa Lucía más que nada debido al aumento de costos y complicada logística de operar en más de un aeropuerto con sus diferentes necesidades de conexión de vuelos.
Habrá mucho que ver y mucho que comentar sobre este asunto antes de que entre en operación el aeropuerto Felipe Ángeles, pero sobre todo seguramente algunos meses después de que eso suceda.
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