“Hay que ser astuto, la tecnología siempre va a ir adelante“
La buena noticia es que el fabricante Boeing ha llegado a un arreglo financiero para compensar a varias aerolíneas, entre ellas Aeroméxico, por los daños causados por la puesta en tierra del 737 MAX, pero esto no hubiera sucedido si no se tuviera el plan concreto para que este modelo pudiera reiniciar operaciones muy pronto.
Aún así, el Boeing 737 MAX sigue siendo el blanco favorito de las “balas” de la FAA y digo balas porque no se entiende cómo es posible que 450 aeronaves de este modelo que ya ha sido reconfigurado con un sistema MCAS modificado en todos sus componentes mecánicos y electrónicos y probado por más de mil 500 horas en simuladores y más de mil de vuelo real no tenga la certificación para volar de nuevo.
Hoy sabemos que también FAA ha encontrado que dos bloques de cableado instalados en el empenaje del MAX y quizá en las casi siete mil aeronaves 737 volando por el mundo, se encuentran instalados muy cerca uno del otro lo que “podría ser la causa de un corto circuito”.
El fabricante Boeing ha respondido que no es una falla y que las posibilidades de que un corto circuito suceda son muy remotas, pero de todas maneras están dispuestos a separar esos bloques lo que no significa un trabajo mayor ni complicado para la flota que vuela actualmente ni problema para la recertificación del MAX.
La FAA ha llegado al grado de decir que se han encontrado fallas de diseño en el cableado alrededor de los tanques de combustible del Boeing 727, un avión que inició sus operaciones en 1960 siendo una de las aeronaves más vendidas, más seguras, más rápidas y más eficientes en su época .
¿Qué hay detrás de todas estas constantes restricciones que se imponen a Boeing y que han afectado duramente no solo las finanzas de la empresa sino su reconocido nombre y la confianza de millones de pasajeros?
Seguramente que será el tiempo el que traiga a la luz las verdaderas causas de estos ataques en contra de Boeing, más allá de la triste pérdida de vidas en dos accidentes en los cuales, por cierto, ya hay involucrados otros aspectos además del sistema MCAS y que son considerados factores contribuyentes como fallas en la cadena de información, adiestramientos, procedimientos operacionales, etc.
Ningún avión de ningún modelo o marca que se encuentre en operación actualmente, sin importar su alta tecnología, está exento de presentar fallas pero ha sido casualmente en contra de Boeing en lo general y del MAX en lo particular donde se han centrado las inspecciones de diferentes autoridades norteamericanas y europeas.
Hay modelos de aviones de otros fabricantes que hoy transportan miles de pasajeros por todo el mundo en los que se han encontrado problemas, como por ejemplo en los motores y grietas en los pilones que los sostienen, así como en los empotres de alas y problemas adicionales que aunque se inspeccionan y reparan como debe de ser no están sujetos al escrutinio amarillista ni de la prensa ni del público y mucho menos de las autoridades, a pesar de que algunos modelos han sido puestos en tierra.
En fin, más allá de estas reflexiones, mi modesto punto de vista es que Boeing falló en reaccionar rápido después de los dos desafortunados accidente que involucraron al MAX.
¿Por qué razón los ingenieros de Boeing diseñaron un innecesario sistema mecánico y electrónico limitador de nariz arriba, cuando nunca se ha pensado en instalar un sistema limitador de nariz abajo u otro de inclinación de alas más allá de los 45 grados?
¿Por qué no pensaron en llevar a cabo la desconexión inmediata del sistema MCAS en todos los aviones de este modelo después de los accidentes?
¿Por qué en lugar de un MCAS no modificaron el sistema GPWS (Ground Proximity Warning System) ya instalado y probado desde hace décadas con una llamada de alerta adicional de “nariz arriba excediendo límites” para que los pilotos tomaran las acciones correctivas necesarias sin comprometer la seguridad del avión y sus pasajeros?
He tenido la oportunidad de estudiar por semanas y volar a los controles un simulador de 737 MAX por dos horas completas y me ha parecido un avión magnífico y fuera de serie, seguro, ergonómico, amigable en el manejo y operación de sistemas, fácil de comprender, dócil durante vuelo con falla de motor y de controles entre otras, económico en su consumo de combustible, y un envidiable rendimiento.
Ojalá que el MAX esté volando de nuevo muy pronto, modificado, revisado, probado, certificado y vuelto a certificar se convierte en el avión más seguro del mundo, sin duda.
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