"Hay que ser grande y hay que ser útil". Simón Bolívar
Hace ya poco más de un mes que el avión de la escuela de Aviación México desapareció de la pantalla de radar del control de aproximación de Acapulco, con sus dos jóvenes pilotos a bordo, durante un vuelo de entrenamiento en la ruta Zihuatanejo-Acapulco. Tristemente no se ha encontrado el menor rastro del avión ni de sus tripulantes.
No podemos hacer conjeturas prematuras hasta tener el dictamen oficial. Sin embargo, a quienes conocemos algo del tema, en principio nos ha sorprendido saber que el avión monomotor volaba casi de noche, en condiciones adversas de mal tiempo y sobre un área montañosa antes de reportar una emergencia, la cual hasta ahora no se sabe de qué tipo fue.
La investigación profesional de un accidente no tiene como intención buscar culpables, sino encontrar las causas probables y hacer las recomendaciones necesarias para mejorar todos los procesos de operación y protocolos de seguridad. De esta forma se pueden evitar los accidentes y la pérdida de vidas en el futuro. Por esta razón, tanto autoridades de aeronáutica civil y control de tráfico aéreo como la escuela de aviación México e investigadores deberían seguir comprometidos en aportar lo que esté de su parte para lograr resultados.
La búsqueda del avión y sus tripulantes se ha dado por terminada después de los treinta días reglamentarios, pero la investigación del caso debe continuar hasta llegar a una conclusión y dictamen oficial, de acuerdo con el propio manual de investigación de accidentes de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC).
Debo mencionar que las autoridades de aeronáutica del más alto nivel han mostrado sensibilidad sobre el asunto, y por órdenes de su titular Miguel Peláez Lira, estarían por reunirse con los padres del estudiante Fernando Rivera, en presencia de los directores de la oficina de control, el director jurídico, el director de seguridad aérea y el director del departamento de investigación de accidentes de la DGAC para recibir sus puntos de vista, solicitudes y sugerencias sobre la investigación del caso.
Por lo pronto, hace unos días se inició una investigación particular, con la valiosa intervención de Neyalith Castellanos, la cual logró el contacto con la Organización Rescate Humboldt y con nuestro hermano venezolano, Enrique Martín Cuervo, quien es un verdadero experto con décadas de experiencia en localización y rescate de aeronaves accidentadas en muchas partes del mundo.
Enrique ha alcanzado reconocimiento internacional por su trabajo profesional y eficaz, teniendo como único objetivo lograr resultados con base en el trabajo en equipo, determinar hechos veraces y llegar a conclusiones en aras de la prevención de incidentes y accidentes aéreos.
En el caso de este accidente, Enrique Martín Cuervo ha podido recopilar una buena cantidad de información real, vital y de buena calidad en sólo unos cuantos días. Este esfuerzo ha iniciado un trabajo de investigación que quizá podría llevar a la localización del área donde pudo caer el avión con sus jóvenes pilotos.
Resulta sumamente extraño que un avión desaparezca por completo sin dejar el menor rastro, por lo que representa un enorme reto para Enrique y su reconocido grupo de expertos. No obstante, los últimos datos que se han obtenido arrojan muchas posibilidades y pistas esperanzadoras y positivas que conlleven al paradero de este avión. Ojalá que así sea.
De ser así, esperamos que las autoridades y la dirección de la escuela muestren sensibilidad ante esta posibilidad, que estén dispuestos a reanudar oficialmente la búsqueda en el momento en que tengan un mejor conocimiento e información más precisa del posible lugar donde pudiera estar ubicada la aeronave.
Desde aquí, y también a nombre de los Rivera, le mandamos nuestro profundo agradecimiento a la Organización Rescate Humboldt y a Enrique Martín Cuervo: nuestro humilde reconocimiento a su trabajo y a su perseverancia, a su alto sentido de ética profesional y compromiso.
Entre nosotros no sólo tienen admiradores de su importante labor y de su buena voluntad, sino que también han ganado verdaderos amigos.
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