En el contexto de la reubicación de la Agencia Espacial Mexicana (AEM), de la actual Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) a la nueva Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones (ATDT), que comenzará a operar el próximo 1º de enero del 2025, es un momento oportuno para reflexionar sobre la necesaria política de estado en materia espacial. En esta coyuntura, como anunció en su plan de trabajo el titular de la ATDT, José Antonio Peña Merino, durante la conferencia “mañanera del pueblo” el pasado 14 de noviembre de 2024, “Se implementará el Programa Espacial Mexicano, con el objetivo de poner un nuevo satélite estacional en órbita para 2027-2028, con apoyo de la Secretaría de Ciencias, Humanidades, Tecnología e Innovación (SECIHTI); el Centro de Atención para el Bienestar (CABI) y el Centro Nacional de Tecnología Pública. Además, se generará el Plan Nacional de Ciberseguridad para resguardar la información de las autoridades y el desarrollo de Nube México para garantizar el mejor uso de la infraestructura.”
El nuevo proyecto espacial en México prevé que la administración de la presidenta Sheinbaum dé prioridad al desarrollo del ámbito científico, y el satélite geoestacionario previsto tiene la finalidad de proveer servicios críticos para las entidades gubernamentales, así como otorgar servicios de conectividad en las áreas más remotas de México. Desde esa perspectiva el momento es más que propicio para impulsar la Política Espacial de México que dé sustento al mencionado Programa Espacial Mexicano y a la política de telecomunicaciones en materia satelital; independientemente de cuál sea el destino del IFT, en la ATDT o la Secretaría de Economía.
En octubre de 2010 escribí el artículo “Hacia la formulación de una política espacial en México” para la Revista Mexicana de Política Exterior (N° 90*), en esa ocasión, justo en el contexto del proceso de creación de la Agencia Espacial Mexicana (AEM), reflexioné sobre la importancia de delinear una política espacial que posicionara a México como un actor relevante en la agenda espacial internacional a mediano y largo plazo, con todos los beneficios que ello implicaba para el país. Ese año, el tema espacial ocupó un lugar destacado en la agenda nacional, especialmente por la creación de la AEM (DOF 30 de julio 2010) y la celebración en Pachuca, Hidalgo, de la 6ª Conferencia Espacial de las Américas (CEA), del 15 al 19 de noviembre de 2010, en cuyo marco tuvo lugar el 2° Foro de consulta para la creación de la AEM, de cinco que delinearían la política espacial nacional y su proyección a corto, mediano y largo plazos.
La 6ª CEA ofreció a México la oportunidad de asumir la Secretaría Pro Tempore, que tuve a mi cargo de noviembre de 2010 a septiembre de 2013, impulsar la elaboración de una política para el sector espacial, así como liderar la agenda espacial en la región de América Latina y el Caribe. En el recuento de la actuación de México tanto en su agenda espacial nacional como internacional, propuse la necesaria articulación -de manera transversal- de los sectores concernidos tecnológicamente, a través de la necesaria mayor coordinación de las actividades de los sectores aeronáutico, espacial, telecomunicaciones, informática (gobernanza de Internet y ciberseguridad) e innovación, argumento válido que hoy cobra vigencia y que puede emprenderse desde la ATDT, que agrupa a diversos sectores tecnológicos y asuntos, incluida la regulación internacional que será muy necesaria para la obtención del recurso orbital ante la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), para el o los satélites previstos en el Programa Espacial Mexicano de la administración Sheinbaum. A mediano plazo y con el apoyo gubernamental suficiente, la aprobación de la Reforma Constitucional en materia espacial y el diseño de una Ley Nacional de Desarrollo Espacial, la industria espacial nacional tiene el potencial de convertirse en ecosistema y plataforma de lanzamiento para el desarrollo espacial de nuestro país.
En la génesis de la AEM, los foros de consulta tienen un papel relevante por diversas razones, por ello a continuación los describo brevemente. En cumplimiento con lo dispuesto en la sesión de instalación de la Junta de Gobierno de la AEM realizada en septiembre de 2010, de la cual formé parte desde su inicio y hasta septiembre de 2013, el 1er foro “Desarrollo Industrial” lo organizó la Academia de Ingeniería en la ciudad de Querétaro los días 28 y 29 de octubre de 2010, en las instalaciones de la Universidad Aeronáutica en Querétaro (UNAQ); el 2° foro “Relaciones internacionales y marco legal” fue organizado por un servidor (entonces a cargo de la coordinación interinstitucional de la agenda espacial nacional), desde la Secretaría de Relaciones Exteriores, en la ciudad de Pachuca, Hidalgo, los días 16 y 17 de noviembre de 2010, en el Auditorio Gota de Plata y el Tuzo Forum, con el apoyo de la Troika, el gobierno del Estado de Hidalgo y un comité organizador nacional integrado por gobierno, academia e industria. El segundo foro coincidió con la celebración de la 6ª CEA y la Feria Internacional de la Industria Aeroespacial (FIIA), organizados también por la Secretaría de Relaciones Exteriores, con el respaldo de múltiples instituciones de gobierno, academia e industria. El 3er foro “Investigación científica y tecnológica” fue organizado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE), de Ensenada, Baja California, los días 13, 14 y 15 de diciembre de 2010. El 4° foro “Formación de recursos humanos” fue organizado por el Instituto Politécnico Nacional (IPN), en el Centro Internacional de Convenciones de Puerto Vallarta los días 27, 28 y 29 de enero de 2011.
El 5° foro de conclusiones fue organizado por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes el 13 de julio de 2011 en el extinto Museo Tecnológico de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), con la idea de presentar las conclusiones de los cuatro foros para proceder a la formulación de las Líneas Generales de la Política Espacial de México, de conformidad con lo dispuesto en el artículo Tercero Transitorio de la Ley que crea la Agencia Espacial Mexicana, en un plazo no mayor a 180 días contados una vez instalada la Junta de Gobierno de la AEM (el 7 de septiembre de 2010), plazo que venció el 6 de marzo de 2011, por lo que las Líneas Generales de la Política Espacial de México, fueron publicadas el mismo el 13 de julio en el Diario Oficial de la Federación.
La Junta de Gobierno de la AEM estableció la necesaria revisión y actualización periódica de las Líneas Generales de la Política Espacial de México. La primera revisión se debió realizar durante el cuarto bimestre de 2012 y debían actualizarse por lo menos cada cuatro años, lo cual no ha ocurrido aún. En la coyuntura actual, la ATDT tiene la capacidad de transformar las líneas generales de política espacial en la Política Espacial de México e inscribirla en el Plan Nacional de Desarrollo 2024-2023. Las líneas generales se agruparon en las siguientes trece áreas: rectoría del Estado y autonomía del país en la materia; protección a la soberanía y seguridad nacional; protección de la población; sustentabilidad ambiental; investigación, desarrollo científico, tecnológico e innovación; desarrollo del sector productivo; formación de recursos humanos; coordinación, reglamentación y certificación; cooperación internacional; divulgación de actividades aeroespaciales; financiamiento y organización y gestión.
En 2012, durante el Foro “Uso del espacio para la seguridad humana y ambiental en las Américas. Política espacial, sostenibilidad a largo plazo y ciber salud” que organicé como Secretario Pro Tempore de la CEA 2010-2013 en la Cancillería (23 al 25 de abril), con el copatrocinio de la AEM, la Secure World Foundation (SWF) y el Centro Regional de Enseñanza en Ciencia y Tecnología del Espacio para América Latina y el Caribe (CRECTEALC), auspiciado por las Naciones Unidas, presenté el 23 de abril lo que desde mi punto de vista debía ser la Política Espacial de México, en la Mesa 2. Política y derecho espacial; a continuación, un breve resumen.
La Política Espacial de México, debe enfocarse en crear las condiciones propicias para el desarrollo de una industria satelital y espacial, que requiere superar en tiempo récord los rezagos acumulados en este sector estratégico, reconociendo las posibilidades y ventajas de las aplicaciones espaciales y la utilización de los sistemas de satélites, a través de la AEM, encargada de la coordinación y ejecución de la política espacial de México. La Política Espacial de México debe estar basada en un conjunto de leyes, regulaciones y directrices que guían las actividades espaciales civiles y militares del país. Su objetivo principal debe ser promover la exploración y el uso pacífico, responsable y sostenible del espacio, al tiempo de garantizar la seguridad nacional, el desarrollo y soberanía tecnológicos además del beneficio social de las aplicaciones espaciales. Cuando hablamos de Política Espacial de México se trata esencialmente de una política del Estado mexicano, independiente de las coyunturas políticas y económicas del país, cuyo propósito es dirigir el desarrollo científico, tecnológico e industrial en materia espacial a nichos de oportunidad que permitan al país: competir en este sector a nivel global, generar más y mejores empleos, además de promover el desarrollo de los emprendimientos espaciales nacionales. Hasta ahora, esta política se funda en las Líneas Generales de Política Espacial de México propuestas por la Junta de Gobierno de la AEM el 13 de julio de 2011, que consideran los planteamientos de los cuatro foros y se han ejecutado por la AEM a través del Programa Nacional de Actividades Espaciales (PNAE).
Mas allá de las áreas que agrupan las líneas generales de política espacial, es importante establecer que las prioridades nacionales en la Política Espacial de México también se vinculen al desarrollo económico y social, la educación, la salud, la agricultura, etc., dar cobertura al territorio nacional mediante observación de la tierra, telecomunicaciones; ampliar servicios de telefonía, televisión, transmisión de datos y en general señales en todo el país, mediante un sistema propio de satélites, diseñados y fabricados con tecnología nacional para trascender el esquema de adquisiciones a empresas extranjeras cuyos contratos no permiten la transferencia de tecnología. Los beneficios del establecimiento de una Política Espacial en México son compartidos por todos los sectores involucrados. Al margen de lo que el Estado debe controlar y regular en este campo, uno de los ejes bajo los cuales debe instrumentarse la Política Espacial de México es la estrategia industrial y comercial (aplicaciones prácticas) que permitirá la obtención de los recursos necesarios a cambio de la participación en un sector de punta en el desarrollo tecnológico de la nación. En este sentido, es importante considerar las acciones que deben adoptarse en el corto mediano y largo plazo, por su significado estratégico y político, con objeto de que la Agenda estratégica del sector espacial y el Programa Espacial Mexicano, se integren al PND 2024-2030 como un plan de acción a largo plazo que cubra los objetivos pendientes del PNAE, planes de orbita, etc. La Política Espacial en México debe articular el interés y recursos todos los sectores involucrados bajo un fuerte apoyo de la triple hélice: los sectores público, académico y privado. Las comunicaciones vía satélite se consideran un negocio atractivo por su importante margen de utilidad aunado a la creciente demanda de servicios nacional e internacional que generan expectativas favorables, por lo que el potencial de crecimiento en este mercado (el 80% del mercado espacial está concentrado en la órbita baja terrestre) es muy amplio, además de estar considerado como factor generador de industrias altamente competitivas. Entre las diferentes unidades de negocio identificadas en este sector se encuentran los propios satélites, las posiciones orbítales y sus bandas de frecuencia susceptibles de concesionarse (IP), las estaciones terrenas (recepción y distribución de señales), los servicios derivados y la comunicación móvil satelital para la prestación de servicios de comunicación remota e inalámbrica, entre una infinidad de aplicaciones prácticas que se desarrollan constantemente en segmentos como la navegación y geoposicionamiento.
En los últimos años, surgió un renovado interés en la exploración espacial impulsados por la NCE y el NewSpace, con el objetivo de establecer asentamientos humanos permanentes en la Luna y Marte; en cuyo contexto aunado a la reubicación de la AEM en la ATDT, el gobierno de México debe considerar -sin titubeos- la evolución de las líneas generales hacia una política de estado en materia espacial y telecomunicaciones. En ese sentido, la formulación de una Política Espacial de México requiere una visión a largo plazo que permita planificar, ejecutar proyectos de gran envergadura y considerar diversos aspectos estratégicos, entre los que destacan.
Áreas de enfoque prioritario:
- Observación de la Tierra: Desarrollar satélites para monitorear el cambio climático, la deforestación, la contaminación y otros aspectos ambientales.
- Comunicaciones: Mejorar las comunicaciones en zonas remotas y rurales a través de satélites de comunicación.
- Navegación: Desarrollar sistemas de navegación por satélite para mejorar la precisión en la agricultura, pesca, la logística y otros sectores.
- Desarrollo tecnológico: El gobierno de México debe fomentar la investigación y el desarrollo de tecnologías espaciales nacionales, desde la fabricación de satélites, el desarrollo de puertos espaciales, vehículos de lanzamiento y estaciones terrenas, hasta el desarrollo de aplicaciones prácticas.
- Capital humano: El Gobierno de México debe invertir en la formación de científicos, ingenieros y técnicos especializados en el sector espacial, a través de programas educativos y de capacitación, fortaleciendo las capacidades de las principales universidades, centros de investigación aplicada y de entidades como el Consejo Mexicano de Educación Aeroespacial (COMEA).
- Exploración espacial: México debe invertir significativamente en misiones espaciales para explorar planetas, lunas y otros cuerpos celestes, participar en misiones a estaciones espaciales y en las futuras bases lunares. La AEM, agencia espacial civil, debe ser el motor de estas misiones en colaboración con la NASA, ESA, JAXA, etc., como Colmena a la Luna, EMIDSS a la estratosfera y potenciales misiones a Marte.
- Industrialización espacial: Desarrollar una industria espacial nacional y aplicaciones prácticas para resolver problemas nacionales que generen empleos altamente especializados e impulsen al Sistema Nacional de Innovación Espacial (que ya hemos analizado en colaboraciones previas); priorizando proyectos que tengan un impacto directo en la vida de las personas y en el desarrollo del país.
- Comercialización del espacio: México debe emular el modelo estadounidense y promover la participación de las empresas privadas a través de incentivar la inversión nacional y extranjera. El gobierno estadounidense ha fomentado la participación del sector privado en actividades espaciales, descentralizando la investigación y desarrollo mediante contratos gubernamentales a cargo de la NASA y el DoD, lo que ha llevado al desarrollo de compañías comerciales que ofrecen servicios de lanzamiento de satélites, turismo espacial y otras actividades.
- Seguridad nacional: El espacio se ha convertido en un dominio crítico para la seguridad nacional de las potencias espaciales. México debe desarrollar sus propios sistemas de satélites para comunicaciones, navegación, inteligencia y vigilancia; además de crear las capacidades nacionales militares para proteger los intereses nacionales y activos en el espacio.
- Aplicaciones civiles y militares: La tecnología espacial debe utilizarse tanto para mejorar la vida de los ciudadanos mexicanos (comunicaciones, navegación, meteorología) como para fortalecer la seguridad nacional.
- Uso sostenible del espacio: Tradicionalmente México promueve en la COPUOS el uso pacífico, equitativo, responsable y sostenible del espacio, es decir, el uso del espacio de manera que no dañe el medio ambiente espacial ni interfiera con las actividades de otros países.
- Cooperación internacional: Aunque la competencia espacial ha sido una característica histórica, más ahora con la nueva carrera espacial (NCE) y el NewSpace, México debe buscar la cooperación con otras naciones en proyectos espaciales (NASA, ESA, ISRO, JAXA, KARI, etc.). La Estación Espacial Internacional (EEI), que será desorbitada en 2030, es un ejemplo icónico de la colaboración en el ámbito espacial.
Principales hitos:
- Desarrollo de satélites: México ha lanzado ya varios satélites con diversos propósitos, sin embargo, es necesario que desarrolle sus propios satélites para comunicaciones, navegación, observación de la Tierra entre otros fines.
- Desarrollo de puertos espaciales y vehículos lanzadores: México debe contar con infraestructura espacial como plataformas de lanzamiento, sus propios cohetes y estaciones terrenas.
- Programas tripulados: México debe enviar astronautas al espacio y construido su propia estación espacial o mínimamente participar en misiones en colaboración con otras agencias.
- Exploración lunar: México debe llevar a cabo futuras misiones lunares (Colmena y subsecuentes), incluyendo el retorno de muestras lunares con el objetivo de incursionar en la utilización de recursos in situ (ISRU) y la minería espacial.
- Misiones a Marte: México al igual que India, Corea del Sur, Turquía y otras potencias espaciales emergentes, debe enviar sondas a Marte y a largo plazo plantearse el objetivo establecer presencia humana en el planeta rojo.
Motivaciones, desafíos actuales y futuros:
- Prestigio nacional: México como potencia espacial emergente debe invertir en su desarrollo espacial por diversas razones previamente expuestas. El éxito en la exploración espacial es visto como un símbolo del desarrollo de capacidades nacionales en materia espacial.
- Desarrollo económico: La tecnología espacial genera empleos altamente especializados y remunerados y estimula la innovación en diversos sectores.
- Seguridad nacional: Los satélites desempeñan un papel crucial en la vigilancia, las comunicaciones militares y la navegación, muy necesarios para el monitoreo y vigilancia del territorio nacional ante retos como la migración, el narcotráfico, huachicoleo, entre otros flagelos.
- Financiamiento: Asegurar un financiamiento estable (1% del PIB etiquetado en el Presupuesto de Egresos de la Federación) y a largo plazo para el Programa Espacial de México.
- Infraestructura: Desarrollar la infraestructura necesaria para la investigación, el desarrollo y la fabricación de sistemas espaciales propios.
- Coordinación institucional: La Política Espacial de México debe coordinar de manera transversal y eficaz las acciones de las diferentes instituciones involucradas en el sector espacial.
- Capital humano: L política espacial debe atraer (diáspora científica) y retener talento nacional en el sector espacial.
- Desafíos técnicos: La exploración espacial es una tarea compleja y costosa, y México enfrenta serios desafíos técnicos similares a los de otras potencias espaciales emergentes.
- Participación multisectorial: La política espacial debe involucrar a los diversos sectores de la sociedad (cuádruple hélice): gobierno, la academia, la industria y la sociedad civil, en la formulación y ejecución de la Política Espacial de México.
- Promoción de la ciencia y la tecnología: La política espacial debe fomentar la educación STEM, la cultura científica y tecnológica en la población, para generar interés en las carreras relacionadas con el espacio.
- Gobernanza del espacio: La creciente actividad espacial internacional plantea la necesidad de desarrollar un marco legal internacional actual más sólido para regular el uso del espacio y México debe contribuir como lo ha hecho desde la fundación de la COPUOS y la codificación del derecho espacial.
- Sostenibilidad: Es necesario encontrar las mejores formas de utilizar el espacio de manera sostenible e impulsar iniciativas en los foros multilaterales como la COPUOS para evitar la acumulación de desechos espaciales y otros problemas ambientales.
- Oportunidades del sector espacial: China, Rusia e India y varios países están invirtiendo fuertemente en sus programas espaciales, lo que plantea nuevos desafíos para las potencias espaciales emergentes, entre las que México debe figurar en el mediano y largo plazo.
- Colaboración internacional: La colaboración espacial con otros países en algunos proyectos espaciales, especialmente con Estados Unidos, ha sido limitada debido a las pretensiones geopolíticas de vecino país, que se agudizarán con la nueva administración Trump. Por ello, el país debe priorizar su programa espacial independiente, sin dejar de lado la importancia de fortalecer la cooperación con países y agencias espaciales de otras regiones, para beneficiarse de la colaboración internacional, aprovechando las oportunidades y evitando duplicar esfuerzos.
- Competitividad global: Entre los objetivos de la Política Espacial de México debe figurar el posicionar a México como un actor relevante en el sector espacial a nivel global. La colaboración con otros países en la región a través de la Agencia Latinoamericana y Caribeña del Espacio (ALCE) y fuera de esta impulsa la propia carrera espacial de México.
A la luz de estas consideraciones, la Política Espacial de México debe diseñarse de manera dinámica y flexible para adaptarse a las cambiantes circunstancias globales. La exploración espacial debe ser una prioridad nacional, y el país debe buscar el liderazgo regional en este campo, a través de la ALCE, trabajando con otros países de la región en los foros multilaterales para garantizar el uso pacífico, responsable y sostenible del espacio.
La formulación de una política espacial sólida es fundamental para que México pueda aprovechar las oportunidades que ofrece el sector espacial y contribuir al desarrollo del país. La Política Espacial de México deberá generar un crecimiento exponencial para transformar el actual programa nacional modesto y llevar a nuestro país a convertirse -en las siguientes décadas- en una de las potencias espaciales emergentes influyentes en el mundo. México debe buscar desarrollar una capacidad espacial autónoma, libre de depender de la tecnología extranjera. La Política Espacial de México debe ser ambiciosa y de largo plazo, con el objetivo de convertir a México en un actor relevante en la exploración y utilización del espacio. En ese sentido es importante reconocer que, independientemente de la política exterior de principios de nuestro país, el Programa Espacial Mexicano no solo tiene implicaciones científicas y tecnológicas, sino también políticas, económicas y geopolíticas. Este es el mejor momento para replantear los objetivos de desarrollo espacial de México.
- Nota: El acrónimo de moda en ese momento era AEXA, utilizado incorrectamente, sobre el cual surgió una controversia ya que se trataba de un proyecto distinto al oficial, la AEM. Sierva esta nota aclaratoria de “Fe de Erratas” a la publicación original, disponible en el siguiente vinculo: https://revistadigital.sre.gob.mx/index.php/rmpe/article/view/591.
“Los artículos firmados son responsabilidad exclusiva de sus autores y pueden o no reflejar el criterio de A21”
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