Si tu compañía se llama Boeing, tienes una fábrica de aeronaves comerciales en Seattle y dependes en un 80% de las exportaciones a los aliados comerciales de tu país, en estos momentos deberías de estar diseñando un plan de contingencia ante la toma de posesión del presidente electo Donald Trump, quien en su campaña prometió el retiro de los Estados Unidos de los principales tratados de comercio internacional. Amén de si cumple su palabra o no.
Este es uno de los probables escenarios que se empiezan a vislumbrar con la llegada del ocupante número 45 de la Casa Blanca. O al menos así lo consideraron los expertos reunidos en una mesa de análisis para Aviation Week.
Y es que, de acuerdo a su plataforma de campaña, la administración Trump tomaría un enfoque proteccionista; en cambio, los modelos de negocio actuales de los principales desarrolladores aéreos tienen una estructura multinacional y multi-industrial, por lo que sus expectativas de crecimiento podrían verse mermadas si los EU renegocian o de plano retiran su participación en los acuerdos de comercio multilateral, particularmente en los de Asia-Pacífico, el mercado con mayor crecimiento proyectado.
Pero no a todos les pinta gris el horizonte. Un artículo de AINOnline señala que existe un clima de optimismo dentro de los organismos de la aviación executiva estadounidense, pues la National Business Aviation Association (NBAA) se pronunció a favor de trabajar en conjunto con la nueva administración federal y los representantes electos de ambos partidos para proteger los intereses de los privados. Se trata, pues, del inicio del cabildeo por un marco regulatorio y de impuestos que fortalezca su control en la industria.
Por su parte, la Aircraft Owners and Pilots Association (AOPA) justificó su entusiasmo al mencionar que la plataforma del magnate contempla ambiciosos planes de infraestructura. Y se congratula también de que el mismo Trump sea propietario de 4 aeronaves.
No obstante, los especialistas de Aviation Week se muestran más cautos a este respecto, pues consideran que la aviación ejecutiva depende en gran medida del clima macroeconómico y, ante cualquier decisión que provoque inestabilidad en los mercados emergentes, esto podría influir directamente la decisión de sus clientes sobre si rentar o no un avión privado.
¿Fin a la carrera espacial y reinicio de la armamentista?
Por su parte, los expertos consideraron que la continuidad de los programas espaciales no corre un gran riesgo, pues incluso existe un proyecto de Ley que cuenta con respaldo bipartidista en el Senado, aunque consideran que iniciativas propuestas por Obama -como la construcción de un mecanismo de defensa anti-asteroides- parecen no tener futuro en un Congreso con mayoría republicana.
Y hablando del plan de seguridad, la industria de la defensa -y por consiguiente el sector de la aviación militar- se espera sea uno de los principales beneficiarios de los programas económico, de política exterior y de defensa nacional del ahora presidente electo, pues el aislacionismo y beligerancia promovidos en su campaña prácticamente garantizan un impulso al presupuesto armamentista no visto desde los tiempos de George W. Bush. Por mencionar un ejemplo, Trump prometió a la Fuerza Aérea de los EU que la dotará con mil 200 nuevos aviones caza.
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