"El cielo no es el límite": tal es el lema de Airbus como proveedor mundial de la industria aeroespacial. Sin embargo, cuando se habla de aviación comercial, el "muro" que parece dividir esta actividad de las misiones espaciales se llama estratósfera.
Y es que el techo de vuelo para las aerolíneas ronda el inicio de esta capa envolvente de nuestro planeta (entre 12.9 y 19.3 kilómetros de altitud). A esta altura, el sistema de presurización de cabina de la mayoría de las aeronaves no puede mantener un nivel suficiente de oxígeno para pasajeros y tripulantes.
Si nos elevamos aún más, las condiciones meteorológicas son bastante similares a las de la atmósfera de Marte, por lo que llevar una aeronave tripulada a esta capa nos ayudaría a predecir el comportamiento de un hipotético sobrevuelo de la superficie marciana.
Asimismo, dentro de sus 35 kilómetros de espesor se encuentra la capa de ozono, sin la cual, la vida como la conocemos no sería posible, ya que nos protege de la peligrosa radiación ultavioleta del Sol. El estudio de este escudo de la Tierra y su interacción con la atmósfera es invaluable para la ciencia climática actual.
Surcando esta zona celestial hace su aparición el Perlan 2, planeador experimental que el consorcio aeronáutico europeo busca llevar a una altitud (27.4 kilómetros) jamás alcanzada por ningún otro avión en vuelo horizontal sostenido, y con ello abrir la puerta a nuevos descubrimientos relacionados con los vuelos de gran altitud, el cambio climático y la exploración del espacio.
Origen y objetivos
Este proyecto multidisciplinario data de los noventa, década en que se descubrieron las llamadas ondas de montaña estratosféricas (OME), oleadas de fuertes vientos que pueden originarse en cumbres de altas cordilleras como los Andes, desde donde se elevan hacia partes más altas de la estratósfera.
Fue entonces cuando Einar Enevoldson, piloto de pruebas de la NASA y fundador de Perlan, se propuso usar un planeador para "surfear" esas olas y llegar hasta los límites del espacio.
A Einar se unió un equipo de meteorólogos liderado por la Dra. Elizabeth Austin, quien se encargó de analizar las condiciones estratosféricas adecuadas para el vuelo. Así, se determinó que los vórtices polares y sus corrientes de aire podían sostener las OME a alturas de casi 40 kilómetros.
El vuelo del Perlan 1, que el 30 de agosto próximo cumplirá 11 años de haberse realizado, alcanzó una altitud de 15 mil 460 metros. Sin embargo, los trajes de los pilotos no proporcionaron protección suficiente para garantizar su bienestar ante los cambios de presión.
Entonces, se decidió construir un segundo planeador con cabina presurizada. Así nació el Perlan 2.
En esta segunda etapa, la misión tiene como objetivos: encontrar las condiciones meteorológicas óptimas para volar a gran altitud; explorar el espacio sin contaminar la atmósfera; y recoger nuevos datos sobre los fenómenos meteorológicos en la atmósfera superior que aporten una nueva visión sobre el cambio climático.
Perspectivas
Los retos científicos para Perlan 2, que este año regresó a El Calafate, Argentina, para una nueva campaña de ensayos, comprenden las siguientes áreas de investigación, tanto a bordo como en tierra, con el análisis de los datos de vuelo:
- Comprensión del tiempo atmosférico. Observar directamente importantes fenómenos atmosféricos en la parte más alta de la estratósfera para conocer su impacto en el clima mundial (antes solo se podía especular).
- Predicción del cambio climático. Recoger y compartir datos con investigadores de la atmósfera de todo el mundo para así mejorar los modelos climáticos y predecir con mayor exactitud el cambio climático, así como sus posibles soluciones.
- Diagnóstico de la capa de ozono. Tomar muestras de aire de la estratósfera (libre de impurezas añadidas pues el planeador no quemará combustible) para medir los niveles de sustancias químicas que destruyen la capa de ozono, y evaluar si este escudo se está reponiendo o sigue disminuyendo.
- Futuro de la aviación. Analizar los fenómenos meteorológicos de gran altitud que influyen en el rendimiento y la seguridad de la aviación, especialmente de la comercial, que trata de operar a mayores altitudes.
- Futuro de los viajes al espacio. Poner a prueba el sistema de soporte vital de la cabina presurizada es una etapa clave para la supervivencia de la tripulación de futuras aeronaves que sobrevuelen Marte.
- Inspirar a las nuevas generaciones. Mediante la asociación con preparatorias y universidades, motivar a los y las jóvenes a que persigan carreras en matemáticas, ingeniería, ciencia y tecnología (STEM en inglés).
Como ven, la misión Perlan 2 tiene algo para todos. Pero lo más increíble, quizás, es que sus hallazgos pueden llevarnos a alturas insospechadas, no sólo en términos de aviación y exploración espacial, sino también del progreso de la humanidad.
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