Mientras en Estados Unidos la Administración Federal de Aviación (FAA) se preocupa por perfeccionar los descensos, creando procedimientos nuevos como lo es ahora el Optimized Profile Descent o Perfil de Descenso Optimizado, que busca que las aeronaves de llegada a los aeropuertos sean continuos y no escalonados, en México se ha desechado el proyecto de descenso continuo que existía y que cumplía cabalmente, que tardó más de 40 años en perfeccionarse, cambiándolo por uno deficiente, escalonado y con amplitud en las millas de aproximación, que genera mayor consumo de combustible, mayor ruido y produce emisiones contaminantes al ambiente.
Anteriormente, los pilotos esperaban iniciar el descenso el mayor tiempo posible, para así poder optimizar el descenso tipo “tobogán” y ahorrar combustible, manteniendo los motores en relente, las llegadas se iniciaban desde el norte convergiendo a Santa Lucía y de ahí volando hacia San Mateo, siguiendo un corredor que mantenía una altitud suficiente para mantener la seguridad, las emisiones de carbono y el ruido al máximo de eficiencia.
Actualmente, con el nuevo rediseño, se regresa 40 años atrás los logros acumulados por gente experta, generando costos exorbitantes a las aerolíneas, pues cada hora de vuelo adicional acumula combustible, tiempo de uso de motores, servicios al planeador de la aeronave y afecta grandemente al itinerario, por consecuencia el usuario es al que al final se le cargan los aumentos y costos.
La organización ciudadana, conformada por 150 colonias, “Más seguridad, menos ruido” afectadas por el rediseño aéreo, continúa con su lucha incesante ante la violación del acuerdo de Chicago, que delimita los valores de emisión de ruido sobre la ciudad y afecta a millones de ciudadanos.
Originalmente, el proyecto del rediseño se creó para optimizar las aproximaciones aplicando el procedimiento PBN, para así poder interconectar los aeropuertos AICM, TOLUCA Y AIFA, sin embargo, estos dos últimos, por sus condiciones de elevación que limitan el peso de carga útil de las aeronaves debido a la baja densidad del aire y, en el caso del AIFA, su falta de conectividad terrestre y distancia desde la Ciudad de México haciéndolo inviable, cuestiona el uso del rediseño, el cual incumple con su propósito original.
El problema siempre se podrá solucionar si las autoridades aceptaran que “errar es de humanos” y regresaran al diseño aéreo anterior.
Por supuesto que todo diseño es perfectible, pero no desechemos la oportunidad de usar todos los recursos y experiencia que se utilizó en su momento, para así poder proporcionarle a la ciudadanía los tres conceptos básicos: seguridad, economía e itinerario que merecen.
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