El año que comienza se presenta como continuación de la recuperación que el sector transporte aéreo experimentó en el 2023. Si bien la industria seguirá creciendo, lo hará en forma más lenta, excepto en Asia-Pacífico donde la tendencia hacia la recuperación llegó más tarde y se espera que continúe con fuerza, al punto que superará los números del 2019.
De acuerdo a los especialistas, los márgenes se mantendrán estables, sobre todo en Estados Unidos, Europa y Cercano Oriente, a pesar de las presiones macroeconómicas que tendrán impacto en el precio del combustible y el poder adquisitivo de los consumidores, además de los conflictos geopolíticos que entorpecen las operaciones aéreas pero a su vez tienen un efecto negativo en lo económico y en la cadena de suministro que se encuentra muy emproblemada desde la pandemia.
En otras regiones, como América Latina y Africa se prevé que el crecimiento se vuelva más lento debido a los efectos macroeconómicos, además de que el sector de carga seguirá teniendo un comportamiento errático y no mostrará buenos números.
Todo ello ocurre a nivel global, mientras que en México las perspectivas tienen algunos puntos complicados: la irrupción de Mexicana, que aún no termina de establecer ni su flota ni su plan de negocios real, puede provocar mucha desestabilización en el mercado interno si se cumplen las previsiones de traer los diez aviones Boeing 737–800 de nueva generación que de verdad cubran las 20 rutas más competidas del país con un 20% de descuento, lo que en realidad quiere decir subsidio.
Esta circunstancia sí lograría poner en problemas a las empresas aéreas que hoy tratan de sortear otros retos, como la limitación de la flota de las empresas mexicanas de bajo costo, debido a los desafíos del motor Pratt&Whitney (PW1100G-JM) que deben ser inspeccionados antes de su tiempo previsto y que implicará el paro de muchos de los aviones en servicio. Una competencia desleal sí sería un factor más en los resultados financieros de estas aerolíneas.
Otro tema, muy importante, tiene qué ver con la nueva reducción de slots que vivirá la industria desde el próximo lunes en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México. Con esta nueva limitación, el AICM verá menoscabada su capacidad en más del 30% y esto jugará directamente en contra de la conectividad aérea dentro del país.
Recordemos que las aerolíneas extranjeras no tendrán problemas de reducción en sus slots (pues ello metería a México en un problema aún más grande a nivel global con los países con los que hay bilaterales firmados), pero esto implica que la reducción recaerá en los vuelos nacionales y será en los menos demandados y por lo tanto menos rentables, los cuales, si en la Ciudad de México no terminan de tener un factor de ocupación que los haga sustentables, no lograrán despegar en el Felipe Ángeles, ya que habrá menos pasajeros dispuestos a ir hasta allá, sin contar con los que solían conectar vía el AICM con estos destinos. Por todos lados, una mala apuesta.
Ya como colofón no olvidemos que tendremos enfrente la nueva auditoría de seguridad, ésta vez de la OACI, que sin duda será un reto tan grande como el de la FAA. Nos espera, pues, un año muy interesante. E-mail: raviles0829@gmail.com
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