La gran expansión de la industria aérea que se dio en los años 50 y 60 del siglo pasado, se tradujo en la profesionalización de los pilotos aviadores y la paulatina estructuración de instituciones y normatividad que hoy son los andamios del transporte aéreo internacional, pero también de muchas otras industrias que se han beneficiado de la innovación y del rigor operacional con que se gestiona la aviación en el mundo.
Sin embargo, en aquellos años aún faltaba mucho para comprender la forma como la profesión de piloto aviadores debía estructurarse. El desarrollo de la disciplina de los llamados “factores humanos en la aviación” mostraría que para la seguridad en las operaciones es indispensable contar con jornadas adecuadas, descansos suficientes y otras condiciones para mantener mínimos aceptables de salud y capacidad de reacción en el pilotaje.
Fueron necesarios muchos estudios y muchas luchas para que en países como el nuestro estas condiciones se convirtieran en norma y para ello fue necesario que los pilotos organizados lograran establecer ellos mismos mecanismos de negociación, apoyados por estudios y mejores prácticas en el mundo.
En agosto de 1958, después de enormes vicisitudes e intentos por conformar una organización sindical que permitiera a las tripulaciones mexicanas negociar sus condiciones de trabajo y sus salarios de una manera ordenada, nació la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA de México), organismo que hasta la fecha, 65 años después, mantiene una estructura que responde a las necesidades técnicas pero también sociales y sobre todo, una práctica democrática que, dígase lo que se diga, es un ejemplo a nivel nacional.
El ADN de esa práctica que ha perdurado seis décadas y media, fue creado por un grupo de aviadores que en esa época no llegaban a 300 y que lograron la contratación colectiva de todas las aerolíneas existentes entonces. Este código genético fue desarrollado por 4 líderes, cuyas historias e ideologías no podían ser más distintas, pero que tenían en mente un solo fin, basado en su propia experiencia como aviadores: lograr condiciones dignas y que garantizaran la equidad y la seguridad de las operaciones de sus fuentes de trabajo, así como la viabilidad de esas aerolíneas y de la industria aérea mexicana.
Es cierto que la aviación mexicana se ha visto sujeta a muchas dificultades, sobre todo en los años recientes, y ha estado incluso en peligro de abrir el Cabotaje y adoptar otras prácticas nocivas, como la contratación de tripulaciones extranjeras, y en ello, ASPA ha estado atenta para evitar que este tipo de riesgos se concreten y por el contrario, se logre concretar una Política de Estado que le dé viabilidad al sector en los próximos años.
Los Capitanes Andrés Fabre, Francisco Tarazona, Francisco Ballina y Jorge Farell fueron los pilares de la formación de ASPA y su espíritu, sin duda, sigue vigente pese a los vaivenes que ha sufrido la propia organización, la industria aérea y el país, en muchos órdenes. Los retos siguen siendo muchos, pero es seguro que los cimientos bien puestos les auguran una larga vida por delante.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio. E-mail: raviles0829@gmail.com
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