Aún no está claro en qué momento podría darse la adquisición de los activos de Mexicana de Aviación por parte del gobierno. Al menos, hay dos temas que no están resueltos: qué dependencia va a poner los recursos y de dónde los va a sacar, ya que el Presupuesto de Egresos de la Federación de este año no contempló este desembolso para ninguna de las dependencias que podrían hacerle frente.
El otro escollo tiene que ver con la anuencia de todos los afectados por el cese de operaciones de Mexicana de Aviación, pues aun cuando todos los sindicatos y grupos de trabajadores expresaron su aprobación, aún queda un pequeño grupo de 228 jubilados que tiene un laudo a su favor y se niegan a desistirse.
El asunto parecería fácil, pero no lo es porque persiste la pugna y, sin esa anuencia, no podría haber acuerdo. Aún así, la nueva aerolínea de Sedena bien podría llamarse de otra forma, con lo cual se retiraría la oferta a los afectados por el quebranto de Mexicana.
Sin embargo, si de verdad se quiere poner a volar a esta nueva aerolínea civil-militar en diciembre próximo (o cuando menos antes de octubre del 2024), lo que es urgente hoy por hoy es que, quienes la están planeando, decidan cuál será la vocación y el plan de negocios de la empresa.
Obvio, hay que estudiar el mercado objetivo. Esto definirá sus planes de rutas y el avión crítico. Lo que marca el canon es hacer un análisis de mercado, pero al menos en este momento hay dos documentos que Sedena ha tomado en cuenta y que fueron elaborados por otros actores hace meses.
Uno es el que se hizo para recuperar Aeromar, con un foco netamente regional y que tenía considerados los aviones ATR o similares para operar rutas cortas y conectar con aeropuertos pequeños, plazas no comunicadas adecuadamente y una vocación de servicio social.
En ese caso estamos hablando de un proyecto que pretendía rescatar las rutas de la empresa regional, hoy en tierra, y aumentar la conectividad en lugares menos favorecidos, utilizando de ser posible la flota de ATR que dejó Aeromar, pero esta opción fue descartada, no así el concepto de empresa regional.
Sin embargo, por otro lado, un grupo privado desarrolló una propuesta bastante seria para una aerolínea troncal, que tendría su base de operaciones justamente en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), cuya viabilidad es el objetivo del gobierno para que la Sedena eche a andar una nueva aerolínea.
Esta propuesta tiene como base un modelo de empresa troncal y contempla rutas que están operando las principales aerolíneas que se disputan el mercado nacional, es decir, Aeroméxico, Volaris y Viva Aerobús. El avión crítico sería un pasillo único de mediano y largo alcance, justo como los que operan esas empresas. En este caso, se habla de al menos 8 o 10 aparatos Boeing 737, aunque aún no se sabe si se buscarán en el mercado secundario o con arrendadores de equipos de nueva generación.
Se dice que el propio desarrollador de la propuesta privada, quien no llegó a concretar su idea, sería el encargado de apoyar a la Sedena para que haga realidad el proyecto. Ya veremos si prospera. E-mail: raviles0829@gmail.com
“Los artículos firmados son responsabilidad exclusiva de sus autores y pueden o no reflejar el criterio de A21”
Facebook comments