Es cierto que hace meses que los transportistas exclusivos de carga aérea que operan en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) sabían que se preparaba un decreto para que -sí o sí- abandonaran las instalaciones de dicha terminal aérea y se mudaran, aunque no estaba tan claro como ahora que el gobierno federal haría todo lo que estaba en sus manos para que esta mudanza tuviera una única dirección: el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA).
Incluso, hay algunos operadores que consideraban tal mudanza como “inevitable” vistas las limitaciones de espacio para agrandar bodegas e instalaciones de aduanas, gestión logística, patios para intercambiar modos de transporte, estrechez para circular por los corredores de aduanas y otras instalaciones, etc.
Además, era claro que las autoridades gubernamentales estaban inhibiendo de forma muy clara e intencional las operaciones, tanto con los decretos de saturación como con decisiones un tanto arbitrarias como “provocar demoras y slots perdidos”, sugiere un estudio sobre el tema que fue circulado entre autoridades y operadores de carga.
Las opciones consideradas para la reubicación fueron Santa Lucía (hoy AIFA), Puebla, Toluca y Querétaro, que son los aeropuertos más cercanos, aunque hay empresas que han considerado a Guadalajara como la mejor alternativa, ya que el proyecto de expansión de esta infraestructura puede darle capacidad de recepción de vuelos y espacios mucho más amplios para manejo de carga que las opciones ya mencionadas.
No obstante, cada una tiene sus bemoles. El AIFA porque, a pesar de todo lo que se ha dicho, aún no cuenta con la infraestructura de transporte y de instalaciones internas requeridas. Este proceso puede llevar años porque, por ejemplo, poner en marcha el tren puede tomar varios años en tanto se resuelven problemas como la invasión de derechos de vía por parte de habitantes de colonias suburbanas.
En el caso de Toluca, si bien es una ubicación atractiva, especialmente para empleados por su proximidad a la Ciudad de México, lo cierto es que sigue jugando en contra el tema de la altura y la orografía circundante, que impide que las aeronaves vuelen a su máxima capacidad. Puebla y Querétaro tienen sus ventajas también, pero el problema es la falta de masa crítica que le permita a estas ubicaciones convertirse en centros nodales.
Tal vez la peor parte de las consideraciones es el hecho de que, en algunos casos, las empresas tendrán que dividir sus operaciones, como sucede con las empresas que tienen operaciones exclusivas de carga y también combinadas con pasajeros, lo que los llevará a duplicar algunos costos.
En todo caso, es evidente que no hay solución perfecta. Lo ideal hubiera sido dar tiempo suficiente a los operadores para planear y organizar su traslado, así como evitar la presión para que vayan al AIFA que, aunque se niegue, existe. Otra cuestión es que, como toda inversión nueva, un verdadero promotor tendría que ofrecer incentivos, en lugar de disuasivos, en el precio, condiciones, regulaciones y en las alternativas de acceso y distribución. Aquí sí que les falla la visión a estos promotores.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio. E-mail: raviles0829@gmail.com
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