La insistencia en que la vista oficial de los jefes de Estado de Canadá y Estados Unidos inicie con el aterrizaje de sus respectivos aviones en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) tiene todo un sentido político, dijo el presidente López Obrador. Y es cierto, porque técnicamente no tiene mayor valor, aunque complica un poco la logística de traslado hacia el centro de la Ciudad de México. Pero la visita, en sí, es política y el mensaje que quiere enviar presidencia es que el aeropuerto enclavado en la base de Santa Lucía es seguro e internacional.
Desde luego que esto mismo se podría hacer en casi cualquiera de los 77 aeropuertos que posee el país, de los cuales 45 tienen carácter internacional y están listos a recibir aeronaves de fuselaje ancho (o estrecho, según sea el caso) pero de amplia capacidad, como son los aviones presidenciales que trasladan a los jefes de Estado en sus visitas. El único que no ha tenido esa suerte es el “José María Morelos”, el Dreamliner B-787 que hasta donde se sabe no ha transportado a AMLO, quien tampoco ha usado el AIFA para sus traslados entre una ciudad y otra.
Lo que llama la atención es que, hasta el momento, ninguno de los asesores del presidente haya tenido la entereza o la capacidad de sentarse con él a explicarle que el AIFA puede convertirse en una buena opción complementaria al AICM, si se le deja vivir como lo que es: un aeropuerto regional que complementa la oferta en el Valle de México y que tiene una capacidad limitada, porque eso fue lo que inauguraron el 21 de marzo del año pasado. Con sus 14 puertas que en teoría pueden convertirse en 28 con el uso de dos entradas por puerta, no llegará muy lejos, a menos que se construya la siguiente etapa que hoy en día sonaría a exceso, hasta que no se llegue a una ocupación de al menos un 80 u 85%.
Pero para ello, como para toda obra, debe haber una curva de ocupación. Que un aeropuerto que no ha cumplido un año de inaugurado tenga 15 vuelos promedio diarios debería considerase un éxito, pero la insistencia en presionar a las aerolíneas para que incrementen operaciones sin tener pasajeros, hace pensar que los consejeros del presidente no tienen ni idea de lo que están pidiendo.
Una vez más: HAGAN FÁCIL EL ACCESO A LOS PASAJEROS, incrementen su número y las aerolíneas llegarán solas. Si pusieran la misma enjundia que se ha desplegado para presionar a las aerolíneas en apresurar la puesta en marcha del tren dedicado, o para instalar estaciones de traslado de pasajeros (shuttles) que lleven a los pasajeros al AIFA, tendrían 100% más efectividad y no lastimarían a nuestras empresas, sus trabajadores y los proveedores que dependen de ellas.
El año que inicia trae nuevos retos, pero esperemos que -como auguraron en su momento nuestros funcionarios- logremos la Categoría 1 que otorga la Administración de Aviación de los Estados Unidos (FAA) antes de junio y que se apoye a la aviación regional y troncal para que la conectividad se refuerce, que haya política de Estado en el sector y una autoridad fuerte pero que escuche a la industria. E-mail: raviles0829@gmail.com
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