Una de las obsesiones que gravitan sobre el cielo mexicano es la de darle viabilidad (y rentabilidad) al Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA). A menos de un año de su inauguración, tal pareciera que la única razón de existir de la aviación mexicana fuera que el aeropuerto que sustituyó a Texcoco, es decir, el AIFA, se vuelva un éxito rotundo. La verdad es que no hay aeropuerto nuevo en el mundo que tenga éxito en el primer año, ni en el segundo, ni en el tercero…
Por desgracia, nadie es capaz de explicarle a los funcionarios que sueñan con el éxito de esta infraestructura que nadie, absolutamente nadie, sería capaz de darle viabilidad inmediata a un proyecto que está lejos de la zona de demanda, es nuevo y por lo tanto desconocido, hay curvas de desempeño en TODOS los negocios del mundo y el crecimiento del transporte aéreo no es magia.
Hasta septiembre de este año, la cantidad de operaciones por día estaba alrededor de 60, es decir, 30 vuelos diarios. De estos, casi la mitad, el 48%, son vuelos de Aeroméxico y el resto de Volaris, Viva Aerobús, como nacionales, y Conviasa, Copa y Arajet. Pero lo de menos, lo hemos ya dicho muchas veces, es cuántos vuelos hay o las aerolíneas quieren tener, desde el AIFA hacia cualquier punto de la República o del extranjero. Lo difícil es tener pasajeros suficientes.
Sin pasajeros, obvio, no hay vuelo que permanezca. No se puede, no es rentable, no hay modo de sostener si la empresa es privada y no se puede dar el lujo de subsidiar por meses una operación. Entonces, lo que tienen que hacer quienes quieran que este número de vuelos aumente (y que conste que para ser el primer año de operaciones es más que razonable) es facilitar el acceso a los pasajeros hasta la terminal aérea.
Cuando Toluca se re-inauguró ya como una alternativa de aviación comercial allá por el 2006, hubo una serie de incentivos y de estrategias para llevar pasaje a esta terminal aérea. Para empezar, el monto de la remodelación fue cubierto por empresas que esperaban que el número de operaciones creciera y, para ello, fueron en busca de nuevos prospectos. Se logró que las aerolíneas nacientes de bajo costo (Interjet y Volaris) se interesaran y se les dio una tarifa preferencial con objeto de que pudieran hacer rentable su negocio.
Además, hubo algunos arreglos para que la tarifa de la autopista a Toluca tuviera un precio reducido a los usuarios del aeropuerto y, a la par, se inauguraron los shuttles desde Santa Fe para Volaris y desde el WTC, en Ciudad de México, para los de Interjet. Esto le dio confianza a los pasajeros, porque una vez subido en el autobús de traslado al aeropuerto, la responsabilidad de llegar a tiempo ya es de la aerolínea.
Mientras no se entienda que lo MÁS IMPORTANTE en un aeropuerto y en una aerolínea es el pasajero, no se podrá lograr la rentabilidad en ninguna de las dos actividades. ¿Así o más claro?
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio. E-mail: raviles0829@gmail.com
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