En Octubre de 2020, la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) inició un nuevo Programa de Evaluación de Seguridad en la Aviación Internacional (IASA por sus siglas en inglés), o como comúnmente se conoce, la auditoría por parte de la Administración Federal de Aviación (FAA) de los Estados Unidos. Estas revisiones o auditorías se realizan cada 10 años y en ellas, México tiene que demostrar que cumple cabalmente con las disposiciones de los anexos de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) en materia de seguridad operacional (anexos 1, 6 y 8).
La autoridad estadounidense hace esta evaluación a las autoridades aeronáuticas de 90 países firmantes de los anexos OACI y que vuelan a los Estados Unidos, cuyas regulaciones no se consideran lo suficientemente fuertes para garantizar una operación aérea segura. Muchos mexicanos se preguntan por qué un país como EU hace la evaluación de una autoridad de un país soberano. Es justo decir que de ese modo la agencia se siente segura de permitir la entrada de las aeronaves a su espacio aéreo y aeropuertos. Del resultado de la evaluación se determina si el país puede seguir operando en Categoría 1 (es decir, satisfactorio y seguro) o va a Categoría 2 (no satisfactorio porque no garantiza supervisión de seguridad operacional).
Para Estados Unidos esta revisión significa garantizar la seguridad en SU espacio aéreo y SU territorio y aunque existe desde hace varias décadas, ha sido especialmente importante a partir de los ataques del 11 de septiembre del 2001 en las Torres Gemelas de Nueva York.
Lo que se audita es el cumplimiento de los anexos ya mencionados, el 1, el 6 y el 8 del Convenio de Chicago, del cual México no solo es signatario, sino fundador. De esta forma, se revisa el apego al anexo de licencias del personal técnico-aeronáutico (1), operación de aeronaves (6), y aeronavegabilidad de aeronaves (8), que involucran ocho rubros que incluyen reglamentaciones y cuestiones operativas muy puntuales.
Esta auditoría no es obligatoria para ningún país. Sin embargo, no aceptarla le da a Estados Unidos el derecho de negar o restringir operaciones a las aerolíneas de esos países sobre su territorio.
Negarse a ver que nuestro país tiene graves falencias en estos rubros y atribuirle la Categoría 2 a “intereses comerciales” es no sólo ignorar cómo opera la aviación en el mundo, sino mostrar que no estamos dispuestos a mejorar, a pesar de que hemos firmado los estándares que no estamos cumpliendo.
Usualmente, después de la FAA, la OACI realiza a su vez su propia auditoría: Esta vez se revisan los 19 anexos de esa organización, es decir, todo el sistema de transportación aérea. Los puntos más sensibles serán los que ya le preocupan a la FAA, más aeropuertos, tránsito aéreo e investigación de accidentes. La OACI ha tenido la caballerosidad de posponer su auditoría para no estresar aún más a nuestro país, pero ¿qué pasará si encuentran -como fue en el caso de la FAA- un cúmulo de fallas? ¿Diremos que son intereses comerciales? Seamos serios, por favor.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
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