Sin duda que la Asamblea de la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) que se celebra en estos días en Boston, Mss., EU, es una excelente noticia para las aerolíneas pero también para los países, para el turismo, el comercio, los negocios, la vida cotidiana del mundo.
Si bien los números que se dieron a conocer en el informe del director general, Willie Walsh, no son buenos: entre 2020 y 2021 las pérdidas netas de las empresas aéreas a nivel mundial alcanzarán 201 mil millones de dólares, mientras que el siguiente año, 2022, la pérdida se reducirá a 11,600 millones de dólares, el simple hecho de que estén reunidos en Estados Unidos los representantes de casi 300 aerolíneas, varios aeropuertos del mundo, autoridades de todos los países y proveedores y clientes a lo largo y ancho del orbe, es una buena señal de resiliencia.
Y, obviamente, estas pérdidas son resultado de la baja en el número de pasajeros transportados. Del récord histórico de 4,500 millones de pasajeros transportados en el 2019, en 2021 se espera recuperar 2,300 millones y en el 2022 unos 3,400 millones. Claro que esto significa un repunte muy bueno, pero nada qué ver con las cifras pre-pandemia y con las estimaciones de demanda e ingresos que había en ese entonces para los siguientes años.
Lo más importante es que las aerolíneas han tenido que luchar una vez más contra los fantasmas que las persiguen desde la desregulación de fines de los 70’s, es decir, la necesidad de generar ingresos y mantenerse a flote y en esta misión las acompañan las armadoras de aviones, los aeropuertos, los arrendadores, los MRO’s y toda la cadena hacia atrás y hacia adelante, que vive y crece sustentada en la demanda de viajes, sobre todo los internacionales.
Y aquí hay un importante reto que resolver, ya que los países se han visto particularmente descoordinados, restrictivos, poco activos en la búsqueda de soluciones conjuntas que al fin y al cabo resultarán en mejores negocios para todos. Walsh fue enfático en señalar que las restricciones de entrada y la falta de homologación de políticas para regularizar los viajes internacionales, están dando en la línea de flotación a los esfuerzos de las empresas aéreas por recuperarse.
Y es que, debido al apoyo de casi 110 mil millones de dólares que muchos países otorgaron a sus aerolíneas (no fue el caso de México), los cuales deberán ser reintegrados a los gobiernos, así como a los préstamos y reestructuras privadas que han logrado otras empresas aéreas, la industria está apalancada como nunca y esto tendrá un efecto fuerte en la sustentabilidad de los viajes.
Por eso es que IATA está solicitando medidas de apoyo salarial para los trabajadores de la industria y otros mecanismos, como pausar las reglas de uso de slots para que la brecha entre los itinerarios de hace dos años y los de ahora pueda reducirse de forma gradual.
Otro problema es que estos quebrantos pueden detener algo que es urgente para el transporte aéreo: la migración hacia tecnologías de impulso y combustibles más limpios, lo cual podría afectar directamente a los esfuerzos en favor de la contención del cambio climático. Pese a todo, es seguro que la industria saldrá, como siempre, adelante. E-mail: raviles0829@gmail.com
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