Las hay desde el tamaño de un colibrí hasta de un B787, las aeronaves remotas no tripuladas, mejor conocidas como drones, han incrementado su uso exponencialmente en los últimos años. Sin embargo, la gran mayoría de los operadores no conoce la legislación existente, porque -además de que falta un esfuerzo concertado y firme para difundirlas- las mismas legislaciones se vuelven obsoletas.
Por ejemplo, en México la Norma Oficial Mexicana que regula el uso de drones entró en vigor el 13 de enero del año pasado, pero esta normatividad había estado en la congeladora durante 3 años antes de su publicación, de modo que cuando apareció en el Diario Oficial de la Federación en muchos artículos la norma ya no tenía sentido.
Aunado a ello, no es una norma fácil de entender, es demasiado técnica, dicen los mismos expertos. No son términos que la gente habitualmente conoce, como por ejemplo qué son las NOTAMS o cuáles son los límites del espacio aéreo. Lo curioso es que, contrario a lo que ocure en el mundo de la aviación tradicional, quienes operan los drones no son especialistas sino, en la mayoría de los casos, gente común y corriente que puede o no, tener conocimientos técnicos.
Lo anterior significa que las autoridades de cada país, en particular de las naciones de América Latina, están siendo rebasadas porque para aplicar las reglas que se establecieron, es indispensable contar con personal técnico aeronáutico bien capacitado, que los usuarios conozcan las reglas vigentes y que los propios gobiernos se pongan al día en cómo supervisar el uso.
Según los conocedores del sector, para mantener la seguridad operativa en el espacio aéreo urgen campañas de concientización que ayuden a hacer más sencillo el lenguaje técnico de las legislaciones a la población en general, así cómo especificidades de la regulación y capacitación sobre los estándares de seguridad.
Aunque iniciaron como algo recreativo, los drones son ahora la evolución natural de la tecnología hacia diversas actividades, entre ellas el más alto uso militar. Se calcula que el valor de mercado del sector será de 43 mil millones de dólares para el 2024, pues su crecimiento es de 20% anual.
De acuerdo con estudios de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI), entre el 75 y el 80% de los gobiernos de América Latina ya delinearon una normativa que regula el uso de los drones en sus territorios nacionales. Sin embargo, las autoridades continúan rezagadas en la aplicación de estas reglas.
Por lo pronto, la tecnología parece ir mucho más rápido que las regulaciones, lo cual es riesgoso si se considera que cada día hay más drones y hasta los niños los utilizan como medio de entretenimiento. Obviamente esa carrera no puede ganarla la inercia, nos urge que la normatividad se ponga al servicio de la seguridad del espacio aéreo, pero sin hacer de esto un cúmulo de barreras artificiales a una actividad que pude convertirse en un gran generador de empleos, divisas y nuevas experiencias para los consumidores.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables, resarcirle a los trabajadores su patrimonio y dejar de culparlos por el quebranto.
E-mail: raviles0829@gmail.com
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