A pesar de que la abrumadora mayoría de los individuos que han incursionado en la aviación son del sexo masculino, desde el nacimiento de esta industria encontramos a ilustres aviadoras pero, como en todo, los principales puestos de la directiva siguen estando mayoritariamente en manos masculinas. Esta es una realidad y, como todas, hay que partir de ahí para equilibrar la balanza.
Desde hace una década, el Consejo de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) se pronunció por asumir el compromiso de las Naciones Unidas para llegar al 50-50, es decir, buscar la paridad en todos los ámbitos. Desde luego, no se trata de cumplir la norma a rajatabla, sino de tender al equilibrio y dar oportunidades a las mujeres para que ocupen un lugar protagónico dentro del sector, cuya importancia económica es innegable. Lo prioritario, sin duda, es el talento, es decir, no discriminar por razones culturales a quienes lo poseen.
La semana pasada, la dirección de Aeronáutica Civil de Colombia organizó su “Primer Encuentro de Mujeres en la Aviación” -en América Latina ya ha habido otros a cargo de la Asociación Internacional de Mujeres en la Aviación (IAWA)-, con objeto de buscar promover y motivar la participación femenina en la industria.
En ese encuentro, la vicepresidente de OneWorld, Ghim-Lay Yeo, dijo que aunque el futuro de la mujer al frente de aerolíneas es prometedor, avanza muy lentamente. Y es que está demostrado que, si no existe una política específica encaminada a promover esta participación y a incidir positivamente en llevar a las mujeres hacia puestos directivos en las empresas, las cosas se mueven con mayor lentitud.
Según la OACI, la participación de las mujeres en el sector aeronáutico es escasa por diferentes factores, entre los que se incluye el tabú de que éste es un trabajo “masculino”, lleno de retos técnicos que las mujeres no quieren asumir. Sin embargo, en muchos países estos mitos están cayendo, pues la participación de mujeres ha ido creciendo, en Finlandia hay un 12% de aviadoras; en India un 11.6; Suecia 8.2, Reino Unido 6. Y aunque en Estados Unidos y Canadá se alcanza el 5.5% en México apenas llegamos al 2.1%. A nivel directivo el porcentaje apenas alcanza el 3% en América Latina aun cuando el 28.7% de los trabajadores son mujeres.
Sin embargo, en otras disciplinas se ha demostrado que la presencia femenina en la alta dirección no sólo es creciente, sino muy saludable para las empresas, ya que se observan mejores indicadores financieros y gobiernos corporativos más eficientes.
La IAWA, creada en 1988, tiene actualmente 400 afiliadas senior -directivas y ejecutivas de 38 países- y 2,600 miembros. Recientemente se reunieron 150 ejecutivas de América Latina en Perú y este es uno de los mejores ejemplos de la paulatina presencia femenina en el sector. Otro de los ejemplos es el que acaba de mostrar la armada de México al presumir la primera tripulación aérea exclusiva de mujeres y las muchas formas en que aerolíneas nacionales, como Aeroméxico y Viva, festejan el día de la mujer con tripulaciones femeninas, mientras el número de aviadoras crece. Ya sólo falta que se impulse su presencia en los niveles directivos. Es importante promoverlo.
Lo oí en 123.45: ¿Y Mexicana? Urge que una solución. E-mail: raviles0829@gmail.com
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