En estos días está por concretarse la joint-venture entre Aeroméxico y Delta. Hay muchas cosas que tienen que pasar antes de que culmine esa compra de acciones de nuestra empresa bandera por parte de la aerolínea estadounidense.
Falta la opinión de Cofece y el esquema de inversiones, ya que la Ley de Inversiones Extranjeras y la Ley de Aviación Civil tienen límites muy claros de porcentajes extranjeros en empresas concesionarias de servicios públicos de transporte, en este caso, aerolíneas.
En cuanto a la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece) es previsible que, en su dictamen final, condicione su aprobación. Por ejemplo, que pida que Aeroméxico se deshaga de parte de los slots que posee en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y probablemente que la alianza se salga de algunas rutas.
Pero en realidad esta condición, si se da, será sólo para decir que la Cofece anotó un gol en esa lucha medio extraña que sostiene contra nuestra aerolínea de bandera y que se expresa en la serie de “casos” que le ha estado cocinando a la aerolínea. Y es que, de acuerdo a las cifras del estudio que realizó el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, en cuanto al mercado relevante (es decir, el México-Estados Unidos) la unión de ambas empresas apenas estaría en condiciones de equidad con sus dos competidoras: American Airlines (23.8%) y United (21.6%), al completar un 24.6 por ciento.
Y en materia de slots en el AICM, el porcentaje que aportaría Delta a la alianza en este saturado aeropuerto sería de apenas un 1 por ciento, puesto que la red que han desarrollado las empresas estadounidenses en el mercado mexicano se ha enfocado en hacer crecer todos los destinos posibles, más que en el AICM. Habrá que estar atentos.
El otro tema es el monto global de la inversión que Delta desea adquirir en Aeroméxico. Hasta donde se dijo, Delta buscará hasta el 49 por ciento de la aerolínea mexicana, de la que ya posee algo más del 17 por ciento.
Y aunque la ley sólo permite hasta el 25 por ciento directo, desde luego que existe la inversión neutra que es el mecanismo bajo el cual operan otras aerolíneas con bandera mexicana pero dinero extranjero. Esos topes no han sido obstáculo para que el control de las empresas esté en manos de quien lo detente, si el resto está pulverizado o se encuentra “neutralizado”.
Algo que, sin embargo, está resultando muy interesante de este proceso de adquisición, es la coincidencia de intereses que se está manifestando entre los pilotos de ambas compañías. En el marco de la reunión de Sky Team Pilots (SPA) celebrada el 13 de este mes en Nueva Orleans, ambos grupos declararon que buscarán igualar las condiciones laborales y contractuales de los pilotos de Aeroméxico que fueron contratado después del año 2011.
Como se sabe, en ese año se estrenó el Contrato “B” en el aerolínea del Caballero Águila, que estipula condiciones laborales y en particular salariales, diferentes a las que tienen los tripulantes contratados con anterioridad. La SPA emitió un comunicado oficial donde recomienda a los ejecutivos de Aeroméxico ser receptivos y eliminar “las enormes diferencias en las condiciones laborales al interior de su empresa”.
Mientras tanto, en el Senado sale adelante el Convenio Bilateral de Aviación, aunque hay Senadoras (como la panista Cuevas) que casi votan por desaparecer al propio Senado al declarar que no tienen “nada” que hacer con el convenio pues ya está firmado. Como quien dice, es sólo de trámite (¡por eso se hacen pandos!)
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
E-mail: raviles_2@prodigy.net.mx
Twitter: @charoaviles
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