Dice un ex piloto de Mexicana de Aviación: “Un día sin avión, yo lo tengo permanente a causa de Gastón”.
Recientemente algunos han sacado a la palestra la posibilidad de que se decrete una especie de “no circula” para los aviones que despegan y aterrizan en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM). La razón es que, dicen, los aviones contaminan mucho y la contingencia ambiental ha llevado a las “autoridades” (es un decir) a decretar el “hoy no circula” un día (o dos si la contingencia es mucha) para todos los autos, no importa si contaminan o no.
La discusión está a todo lo que da y no es este el espacio para abundar en las mil y un estupideces que ha cometido nuestro jefe de Gobierno y su gabinete (en particular la titular de Medio Ambiente) pero sí para comentar que si alguna industria ha sido particularmente sensible con el tema ambiental esa es la industria del transporte aéreo.
Desde hace más de una década que la Asociación de Transporte Aéreo Internacional (IATA) y la Organización De Aviación Civil Internacional (OACI) lanzaron una iniciativa para que a través de una serie de acciones conjuntas, las aeronaves emitan muchos menos contaminantes a la atmósfera.
Se suponía que en ese entonces la contribución de CO2 a la atmósfera por parte de los aviones apenas llegaba al 2.5 o 3 por ciento y el compromiso fue reducirla consistentemente a través de mejorar los combustibles y los motores, así como otras medidas adicionales de carácter operativo para reducir todo tipo de emisiones que afectaran el medio ambiente.
En la ruta de esta cruzada a favor del medio ambiente participan armadoras de aeronaves (como Airbus, Boeing, Embraer, Bombardier, Aeroespaciale y todas las demás), así como los fabricantes de motores más importantes (IAE, GE y Roll Royce), proveedores y en particular empresas como Honeywell que ha desarrollado un catalizador para el biocombustible. La meta es llegar al 2050 con una industria totalmente limpia y amigable con el medio ambiente.
En cualquier caso, se han manejado cifras tan fuera de la realidad que sí conviene mencionar que según los especialistas del rubro aéreo, en el área terminal del AICM las aeronaves estarían utilizando no más de 250 mil litros de combustible por día en TODAS LAS OPERACIONES que se llevan a cabo ahí.
A esto hay que añadirle que las emisiones se dispersan de forma rápida a causa de los vientos dominantes y ello sin contar que el tipo de combustible es diferente al que utilizan los automóviles. Estamos hablando de mil operaciones diarias en promedio y no es difícil pensar lo que podría suceder si por falta de visión y conocimiento nos salieran con sus “soluciones mágicas” al estilo Cofece o diputados.
En todo caso, lo que importa es que no se comparen peras con manzanas. Lo peor que nos podría pasar es empezar a recortar la ya de por sí escasa capacidad de slots en el AICM. Por fortuna, la construcción del Nuevo Aeropuerto va en tiempo y forma.
Aun cuando hoy en día no es posible “ver” muchos avances, lo cierto es que como en toda construcción los inicios, los cimientos (y en este caso, los basamentos de las pistas) son algo fundamental que no se ve, pero que es la columna vertebral de lo que sigue. Por lo pronto ya se han invertido más de 4,800 millones de pesos. En cuatro años, pues, tendremos aeropuerto nuevo que, además, tendrá las certificaciones de calidad ambiental más rigurosas.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
E-mail: raviles_2@prodigy.net.mx
Twitter: @charoaviles
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