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26/11/2024

La lógica del ATI

Rosario Avilés / Martes, 15 Diciembre 2015 - 09:17

Los tiempos han cambiado. Hace años, a nadie parecía interesarle la negociación de un convenio bilateral, ni siquiera algo tan importarte como el que existe desde los 60’s entre México y los Estados Unidos. Hoy, sin embargo, las cosas son distintas porque sabemos que si el bilateral no se negocia de forma adecuada, el resultado puede ser nefasto para nuestro transporte aéreo.

Y es que aunque suene a cliché, México tiene una situación privilegiada que en materia aérea no es cosa menor. Como en el tema inmobiliario, el factor más importante en el transporte aéreo se llama ubicación.

México tiene una ubicación de privilegio porque es como una bisagra entre el norte y el sur del continente y entre dos mercados con alto crecimiento: el Atlántico y el Pacífico.

A menos que suceda algo extraordinario, la firma de la última versión del bilateral que se negoció en el 2014 será enviado al Senado para su ratificación hasta el año próximo y en principio se sabe que las cartas paralelas que se negociaron después estarán aún sujetas a escrutinio porque –entre otras cosas- hay que clarificar si será o no multimodal (lo que levantaría inmediatamente protestas de los transportistas terrestres).

El anunció que hiciera Delta recientemente respecto a la compra de un mayor porcentaje de acciones de Aeroméxico se explica muy bien en la geopolítica del transporte aéreo estadounidense.

De acuerdo a los analistas, después de la gran recomposición de estos años en los Estados Unidos, quedan 5 aerolíneas que perfilan el futuro. Delta por sus ganancias y porque la inmunidad antimonopolios le permitiría una expansión sin precedentes, pese a lo cual su participación dista de ser una amenaza.

American Airlines, por su tamaño, tiene una ventaja que le garantiza solidez en los mercados de América Latina. United por sus alcances, ya que su core business son los vuelos de largo alcance, en particular en el pacífico sur, el mercado de mayor crecimiento.

Por otra parte están las líneas de bajo costo. Southwest, cuyos precios le garantizan un crecimiento amplio en el mercado doméstico de los Estados Unidos –el más grande del mundo- y finalmente Jet Blue, una aerolínea de bajo costo y de nicho, cuyo principal atractivo es la innovación.

De esta forma, las empresas aéreas estadounidenses han asentado ya su mercado propio y sus respectivas vocaciones, lo que permite que los planes de largo plazo se cumplan y el crecimiento esté asegurado.

Y a pesar de que hay algunos que ponen en duda las bondades de la sociedad de Delta con Aeroméxico y el por qué los trabajadores de esta última la apoyan, lo cierto es que la historia ha demostrado que la sociedad con Delta trae buenos beneficios. Por un lado, en el rubro pilotos, ambas empresas comparten los sindicatos que se hermanan en la Federación Internacional de Asociaciones de Pilotos de Línea Aérea (IFALPA), lo cual garantiza que se tendrán políticas equilibradas.

La experiencia de Virgin, además, con quien Delta tiene acuerdos similares, demuestran que esta empresa británica no sólo no ha perdido identidad ni operaciones, sino que ha crecido. La unión entre Delta y Aeroméxico le garantiza a esta última 15 destinos más en Estados Unidos y más de 7 mil vuelos adicionales, con ahorros de costos y empleo para ambos lados de la frontera.

Falta aún saber qué pasará con la alianza de Delta con GOL de Brasil, pero sin duda que eso creará un fuerte competidor en América Latina, cuya red dará mucho de qué hablar en el futuro.

Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.

E-mail: raviles_2@prodigy.net.mx
Twitter: @charoaviles

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