El problema de los slots (esos pequeños lapsos de especio-tiempo que las aerolíneas poseen para realizar una operación en un aeropuerto) es que se convierten en un asunto muy complicado de manejar en los aeropuertos saturados. Tanto, que por ejemplo en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) este insumo tan escaso ha causado rebatingas inéditas.
La semana pasada, durante un foro dedicado al análisis de aeropuertos “Getting it Right at Mexico City´s New Airport”, investigadores de la Universidad Anáhuac, así como de universidades extranjeras, alertaron sobre las regulaciones con que actualmente se administra el aeropuerto capitalino y las consecuencias de que no haya sistemas para disciplinar el comportamiento de los morosos y otros transgresores.
De hecho, esto no es nuevo. Uno de los factores contribuyentes en el accidente en el que perdiera la vida Juan Camilo Mouriño en el año de 2007, fue precisamente que el muy ligero Lear Jet se acercó demasiado al más pesado Boeing 767, cuya turbulencia de estela afectó al Lear Jet al punto de desestabilizarlo con las consecuencias que ya sabemos.
En el pecado llevaron la penitencia y esta es una de las lecciones que nunca se explicitaron lo suficiente, pues aunque la norma no era tan estricta como para “prohibir” este tipo de operaciones oficiales, más le hubiera valido a los responsables de esta aeronave ser cautelosos y, tal vez contraviniendo a su jefe, cuidarlo por encima de sus propios deseos.
Lo que a veces ocurre es que los encargados de limitar el uso de slots se sienten obligados a permitir las transgresiones y esto tiene un efecto directo en la seguridad y en la certidumbre que pueden tener las aerolíneas para gestionar sus operaciones.
Entre los puntos más sensibles tratados en la conferencia de la semana pasada, en particular por el doctor Víctor Valdés, de la Anáhuac, es que al hacer un análisis de los retrasos en los vuelos del AICM se observa que en 2011 aproximadamente el 15% de los vuelos llegaban con retrasos superiores a los 15 minutos, mientras que en el 2015 este indicador ya subió a 45 por ciento. Hace cuatro años las aerolíneas tenían índices de puntualidad del 95% y hoy en día ésta ha bajado al 78 por ciento.
Esto no tendría nada de grave si no fuera porque las aerolíneas se han esforzado por hacer “bancos de conexión” –es decir, horarios en los que se concentran y distribuyen un gran número de vuelos para hacer más ágil el despacho y dar un mejor servicio a los pasajeros, así como lograr eficiencias en la operación- lo cual se va al traste si hay demoras que hagan difícil o imposible estas conexiones.
Es precisamente esta capacidad de conectar entre los vuelos lo que hace atractivo a un aeropuerto del tipo del AICM. En el índice de Megahubs o Megacentros de Conexión desarrollado por OAG (Official Airline Guide), se explicita la importancia de mantener índices altos de conexión de vuelos. El índice se calcula mediante una proporción del número de posibles conexiones por el número de destinos ofrecidos por cada aeropuerto.
En este índice, el AICM ocupa el lugar número nueve del mundo y el segundo en América Latina, una posición que ha ido escalando en los últimos cinco años y que muestra la importancia de mantener la disciplina para que las conexiones sean expeditas y se logren las eficiencias que requieren las aerolíneas, así como el servicio de calidad que se merecen los usuarios.
Lo oí en 123.45: Además, se debe investigar y hacer justicia en el caso de Mexicana de Aviación: anular las irregularidades, castigar a los responsables y resarcirle a los trabajadores su patrimonio.
E-mail: raviles_2@prodigy.net.mx
Twitter: @charoaviles
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