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23/04/2025

¿Cancelación de pedidos a Boeing por parte de China? No tan sencillo

Juan A. José / Miércoles, 23 Abril 2025 - 01:00

Conforme redacto esta entrega son crecientes los reportes que apuntan a la decisión del gobierno de la República Popular China, es decir, la China comunista, ya sea de suspender la recepción de aeronaves fabricadas por la norteamericana Boeing o hasta de cancelarle pedidos en el marco de la disputa, hay que decirlo, virtual guerra comercial, que sostienen las dos más grandes economías del orbe luego de la decisión del presidente estadounidense de imponer aranceles a los productos de todo el mundo que quieran ser importados al interior de nuestro vecino del norte.

Imposible no abordar el tema en mi columna.

Debo reconocer que los gobernantes chinos saben que pegarle a Boeing es darle en el blanco al principal exportador de los Estados Unidos, por lo que no me sorprende que los de Xi Jinping hayan decidido emplear esta impactante estrategia, madure realmente o no o dure lo que dure, como dolorosa medida de presión a un Donald Trump evidentemente fuera de control al que en mi opinión es tiempo de que los verdaderamente poderosos del mundo “ubiquen”, o dicho de otra manera, lo pongan en su lugar.

Si bien no podemos descartar que, justificadamente molesto por la retórica y las decisiones del perverso inquilino de la Casa Blanca, el líder chino efectivamente haya decidido castigar a Boeing con todo lo que ello significa para la industria aeronáutica global, comenzando con la norteamericana, debemos tomar en cuenta, que, a menos que China estime que el vertiginoso crecimiento que su aerotransporte civil, íntimamente relacionado con su dinámica industrial exportadora, se va a ralentizar producto de la guerra comercial mundial y por ende sus aerolíneas requieran menos aviones nuevos, no solamente provenientes de Boeing, sino también de Airbus o de quien sea, lo cierto es que las operadoras de aeronaves civiles de pasajeros y carga con matrículas con prefijo OACI “B” de “Bravo”, a las que también corresponden las registradas en la disputada Taiwán, si pretenden seguir expandiéndose o renovando sus flotas conforme a lo planeado van a tener que hacerse de las nuevas aeronaves contempladas en sus planes de flota de cada línea aérea, comenzando con las ya pedidas en firme y peor aún con las que están prestas a serles entregadas, de lo contrario pueden incurrir en modificaciones a sus presupuestos de oferta y demanda de capacidad o en costosas penalizaciones por demora de aceptación de aviones o cancelación de pedidos en firme. Entonces, no hagamos eco a versiones alarmistas por favor.

Y es que eso de incorporar una sola aeronave, ya no digamos un nuevo modelo, a la flota de cualquier compañía, tenga el tamaño que tenga o se ubique en la geografía que sea, no es un asunto menor como tampoco es cosa de niños de plano decir “ya no la quiero” a menos que hayan razones de mucho peso para hacerlo, caso por ejemplo de serios problemas financieros, laborales, legales o de mercado en la aerolínea, defectos de la aeronave, problemas de certificación u obtención de coberturas de riesgos, problemas con los arrendadores o intermediarios financieros o verdaderos incumplimientos por parte del fabricante o sus proveedores, de ahí que me da la impresión, que, insisto, a menos que a la Civil Aviation Administration of China (entidad que virtualmente maneja todo el aerotransporte civil chino) ya no le salgan las cuentas para seguir sumando aviones a las flotas de sus aerolíneas, más temprano que tarde, los pedidos existentes a Boeing se mantendrán y que las aeronaves que están listas o cerca de estarlo para ser entregadas terminarán llegando a los aeropuertos chinos. No hay que olvidar que los aviones son mucho más que un “commodity” que se puede vender con facilidad a alguien más; generalmente terminan siendo complejísimos trajes terminados a la medida del comprador, por lo que aún en un mercado en el que hay demanda de ciertas aeronaves, lo que se fabricó para “A”, no necesariamente cabe bien en “B”.

Claro está que en todo esto los ganadores en el corto y mediano serán especialmente los de Airbus, mientras que en plazos mucho más largos serán los fabricantes chinos y rusos que están trabajando “a tambor batiente”, por cierto industrias aeronáuticas todas estas sumamente dependientes de significativos componentes hechos en Estados Unidos, de manera destacada los motores, pero algo muy ad-hoc en el actual contexto bélico comercial con tal de desarrollar aeronaves competitivas de todos los segmentos, incluyendo los de gran capacidad y largo recorrido que funcionen adecuadamente para los de Air China, China Eastern, China Southern, Hainan y compañía, cuya flota combinada bien puede justificar las inversiones en los desarrollos.

Dicho en otras palabras, el certero golpe a la yugular que le está propinando Xi Jinping a Trump con el tema Boeing, aunque la decisión se revierta en unos días, le va a pegar de varias maneras y magnitudes no solamente al fabricante con sede en Chicago, sino a toda su base de proveeduría y economía, pero de ahí a que las aerolíneas chinas puedan prescindir en el futuro cercano de los aviones de la otrora gran ensambladora originaria de Seattle, en especial los de cabina ancha, o que los mismos puedan ser vendidos, así nada más a terceros, o que Boeing vaya a la bancarrota, en mi opinión hay mucho trecho.

Espero no estar equivocado en mi apreciación.

 

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