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23/12/2024

Nuestra gran aviadora del radio control

Juan A. José / Miércoles, 19 Junio 2024 - 01:00

Tal y como lo he comentado anteriormente, en tiempos en los que estamos siendo testigos de la irrupción en el medio aéreo civil mexicano, incluyendo su regulación y operación, de burócratas y mandos castrenses que, salvo en contados y por cierto afortunadamente muy valiosos casos, realmente de aeronáuticos tienen “lo que yo tengo de cura, es decir, nada”, encontrarse de pronto con jóvenes que, por la razón que haya sido llevan turbosina en las arterias y venas de su cuerpo y como en el caso de la personalidad que inspira esta entrega, metanol, es decir uno de los más populares combustibles que se emplean en los motores de pistón que propulsan las aeronaves de radiocontrol, según se quiera ver costosísimo deporte o hobby que tiene en los cielos alemanes, franceses y norteamericanos su máxima expresión, pero que sin duda ha escrito interesantes páginas en la historia aeronáutica mexicana como las que elaboró para este columnista desde su escritorio de atención a clientes de una prestigiada empresa de telefonía celular una joven de nombre Patricia Ortiz (Paty) con apenas 26 años de edad que sin dudarlo comenzó, y siento con justa razón, a presumirme su carrera como piloto de aviones de radiocontrol la cual la ha llevado, afirma, a ser considerada la única piloto de esta especialidad 100% autónoma, es decir, la única en condiciones de hacer elevarse, volar y aterrizar con seguridad una aeronave tripulada inalámbricamente desde tierra en competencias de nivel y a ser la propietaria de más de cien aviones.

¿Será?

Por un lado me haría mucha ilusión pensar que de pronto aparece en los comentarios que esta nota pudiera generar uno que nos compartiese que además de Paty hay otras aviadoras que con derecho reclamen lo propio, pero también me hace gracia pensar que estuve ante una original protagonista de este deporte, algo que parece ser el caso tomando en cuenta la opinión de versados en la categoría a los que he podido consultar.

Lo cierto es que heredera de una añeja tradición familiar que dio comienzo desde sus abuelos y maduró de la mano de su padre, Paty, quien por cierto se formó como sobrecargo de aviación, comenzó a pilotear aeronaves de radiocontrol desde los 8 años de edad.

“¿Quién dijo que las niñas solo juegan con muñecas?”Un video publicado en Facebook da cuenta de cómo, de la mano o en brazos de su padre, Paty se fue haciendo una verdadera aeronáutica.

¡Maravilloso! pero ahora viene una parte importante del mensaje que me dejó el encuentro con ella: ¿qué posibilidades tiene esta joven apasionada del vuelo mexicana de mantenerse en lo aéreo en el futuro en lugar de estar vendiendo celulares? Y es que me comenta que aun su sesentón padre, considerado una autoridad del aeromodelismo y radiocontrol mexicano, integrando, administrando y reparando aeronaves, formando nuevos pilotos y asesorando a quienes les interesa el hobby, a veces ---me dice, se las ve tan duras para ganar dinero ahora le dicen “Didi”. 

La pregunta es obligada: ¿Cuántos aeronáuticos mexicanos no terminan “en tierra” debido a la cancelación de oportunidades laborales, producto de ya sea de haber superado cierta edad, de requerir cierto nivel de sueldo, de tener exceso de conocimientos o experiencia, de no caer bien  o simple y sencillamente de la contracción de los espacios profesionales para los civiles en el marco de gestiones de las actividades aéreas tan perjudiciales para la base laboral aeronáutica no castrense como la que ha caracterizado al gobierno lopezobradorista?

Por lo pronto Paty pretende seguir volando sus aeronaves hasta donde su economía se lo permita, algo con lo que quien firma esta nota se identifica profundamente al seguir luchando por su parte por contar con los recursos para seguir volando, pero como pasajero.

Va entonces mi reconocimiento a Paty, a su sencillez, a su orgullo de aviadora, al legado familiar y a su esfuerzo. Deseo que no solamente logre seguir siendo esa gran piloto que es, sino que se lo siga presumiendo, insisto con justicia, a muchos otros de sus interlocutores en donde sea que trabaje.

Nuestra aeronáutica se merece y de hecho necesita más jóvenes como ella; el reto es que esté en condiciones de albergarlos.

Muchas gracias Paty: no solamente me solucionaste el tema de mi teléfono celular, sino que me hiciste recordar la razón de esta columna de opinión que no solamente te la dedico a ti, sino también a quienes te inculcaron el amor por lo aéreo.

“Los  artículos firmados  son  responsabilidad  exclusiva  de  sus  autores  y  pueden  o  no reflejar  el  criterio  de  A21”

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