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27/04/2024

A 10 años de distancia de que la desaparición de un vuelo hizo caer en vergüenza a la gestión de la seguridad de la aviación civil internacional

Juan A. José / Miércoles, 6 Marzo 2024 - 01:00

“El Malaysia 370 nos hace ver como estúpidos a los integrantes de la comunidad aeronáutica internacional, quienes deberíamos estar en condiciones de dar una explicación sólida a lo que el ocurrió a este vuelo.”

No lo dije yo, más bien nos lo dijo y digo, “nos lo” debido a que se dirigió a todos aquellos que lo acompañábamos en un viaje en autobús entre Cancún y Tulum, Quintana Roo, unas semanas después de la desaparición del Boeing 777 malayo que operaba el vuelo que comento, nada menos que el entonces Presidente del Consejo de la Organización de Aviación Civil Internacional, por sus siglas OACI, el nigeriano Olumuyiwa Bernard Aliu.

Mire usted que como buen historiador y hay que decirlo, opinólogo aeronáutico, el tema de los misterios en esa industria me parece de lo más atractivo, aún cuando hay que reconocerlo ello implique cierto grado de morbo. Desde todo lo que rodea el debate de la llegada o no del hombre a la Luna, hasta quién realmente secuestró y mató al hijo de Charles Lindbergh, pasando por el verdadero destino de Amelia Earhart o la razón por la cual el Lockheed P-38 “Lightning” piloteado por Antoine de Saint-Exupéry terminó en el fondo del Mediterráneo, por ejemplo, no me canso de devorar cualquier material que me llega sobre esos y otros acontecimientos aeroespaciales aparentemente “sin explicación.” 

Sin embargo, creo que ninguno de ellos es tan importante y por ende debe ser resuelto completa y verídicamente como la desaparición ocurrida el 8 de marzo de 2014 -se dice fácil- hace ya 10 años, de este avión de aerolínea. Y es que tal y como lo he hecho saber en entregas anteriores relacionadas con el tema, hay demasiado en juego, especialmente en lo que toca a garantizar la seguridad de las operaciones, no solamente de la operadora involucrada, sino también del fabricante del avión, sus motores y, claro está, de la gestión de las autoridades certificadoras involucradas a nivel equipo de vuelo y operadora.

La pregunta es obligada: ¿Quién puede garantizar que a otro Boeing 777-200 no le ocurra lo mismo que al MH 370?

El objetivo de un proceso de investigación de accidentes e incidentes aéreos es determinar las causas para que en su caso se tomen las medidas preventivas con el fin de que un evento similar tenga nuevamente lugar. Si desconocemos la verdadera historia del MH 370, sea cualquiera que sea, nunca podremos estar tranquilos volando virtualmente en ninguna aeronave del mundo, de ahí la importancia de contar con entes investigadores de accidentes e incidentes de aviación sólidos, ¿escuchas gobierno federal mexicano que te has negado a hacerlo?

No puedo descartar las versiones que apuntan en el sentido que “alguien”, llámese una o varias potencias mundiales saben perfectamente qué le ocurrió a este vuelo, lo cual, en caso de ser verdad, me parece despreciable. Desgraciadamente la historia registra frecuentes comportamientos de esa calaña en todas las geografías. ¿Alguna vez nos contarán la realidad de lo acontecido?

Debo confesar que tenía la esperanza de que no pasase demasiado tiempo antes de que ello suceda; 10 años me parece una exageración y una injusticia no solamente para los deudos y familiares de los desaparecidos, sino también a las potenciales víctimas en caso de que algo similar pudiera registrarse nuevamente en los cielos del mundo, lujo que no nos podemos dar.

Sirva entonces esta lamentable efeméride aeronáutica para recordar que en cuestión de seguridad, simple y sencillo no podemos darnos, como en México, el lujo de bajar la guardia.

Que descansen en paz las 239 almas que volaban en este avión y algo importante: que aquello que dio origen a su sacrificio alguna vez sea del conocimiento de quien puede darle el mejor uso.

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