Concluye el 2023 y con ello también un capítulo más en mi esfuerzo permanente por medio de mis publicaciones de contribuir a que se procuren y ver que en el aerotransporte se presten servicios de calidad y lo más importante: seguros.
“Un columnista no es un médico que diagnostica la enfermedad y dispensa medicina instantánea. Su trabajo es resaltar problemas, investigar cuestiones, proporcionar información factual y si es necesario, incitar a la gente a actuar; eso tampoco es fácil en el actual entorno político y empresarial”, dice Suleta Dalal, periodista india, y a este columnista de lo aéreo le encanta estar pendiente del acontecer aéreo y no pierde oportunidad de registrarlo todo para en lo posible compartirlo en sus textos publicados.
Mal servicio y amenazas a la seguridad producto de las prisas, ya sea con tal de mantener un itinerario o poner a volar una nueva aerolínea estatal, es lo que en mi humilde opinión nos dejó el 2023, que por cierto cierra “a tambor batiente” conforme ese Boeing 737-800 militar, disfrazado de aerotransporte comercial civil, no logró aterrizar tal y como estaba programado por un tema de baja visibilidad en un recientemente inaugurado Aeropuerto Internacional “Felipe Carrillo Puerto” de Tulum, Quintana Roo que aún no cuenta con procedimientos de aproximación de precisión, terminando por ser desviado al aeropuerto de Mérida, Yucatán, en lo que fue el primer vuelo abierto a la venta al público de la compañía “Aerolínea del Estado Mexicano”, portadora en mi honesta opinión de forma poco digna de la entrañable marca Mexicana.
Siendo justos, el de Mexicana no fue el único vuelo que no logró aterrizar en Tulúm esta mañana del 26 de diciembre por temas de baja visibilidad; otro vuelo, pero de Viva Aerobus, campeona del mal servicio y la inseguridad en los últimos tiempos en el aerotransporte mexicano, también se fue a su alterno.
Lo anterior quiere decir que en el primer vuelo de la nueva Mexicana el mal servicio al haber decidido operar un vuelo en un mal horario (soy de la idea que las mañanas suelen ser más complicadas en lo que a visibilidad toca) en un aeropuerto finalmente indebidamente preparado para ello en base a los estándares internacionales aplicables para este nivel de terminales aéreas con las consiguientes demoras en la llegadas de los pasajeros a su destino, no solamente en este primer vuelo, sino seguramente en los que la cascada de demoras del equipo impacte, y lo más importante la inseguridad, si bien hay que reconocerlo a nivel mínimo, pero al final de cuentas existente en cualquier intento de aproximación en malas condiciones de clima y el subsecuente desvío al alterno, además de la bien merecida vergüenza políticamente hablando que ello supone para quien ordenó la creación de la nueva operadora, no solamente fueron un reflejo de la aviación civil mexicana en el año 2023, sino también, y duele decirlo, en mi opinión un mal augurio para el 2024.
Lo ocurrido con el flamante vuelo inaugural de la nueva aerolínea es un regalo navideño que los militares mexicanos le hacen a este su humilde excolaborador, orgulloso columnista en A21, que una y otra vez intentó convencerlos, por lo visto de manera infructuosa, de que las prisas no se llevan muy bien que digamos ni con el buen servicio y menos aún con la seguridad, solo para ser refutado con un contundente: “aquí se cumplen órdenes”. No cabe duda, las mismas fueron cumplidas y el muy necesario aeropuerto de Tulum es una realidad, pero aun inconclusa, como lo es la nueva y muy, pero muy improvisada aerolínea.
Que lo ocurrido el 26 de diciembre en los cielos de la Península de Yucatán, sirva de llamada de atención, especialmente a las autoridades aeronáuticas civiles nacionales, en el sentido de que, de seguir haciéndose las cosas en la aviación civil mexicana tan mal y como en el 2023, lo del desvío a un alterno de un vuelo inaugural, no será nada comparado con lo que podría llegar a ocurrir en el 2024 a otra aeronave de cualquier operadora nacional o extranjera en el espacio aéreo de México.
Se los pongo así: ¿Y si en caso de que a diferencia de la tripulación civil del Viva Aerobus, la militar de Mexicana, cuyos integrantes no necesariamente se atienen a lo dispuesto en la normatividad aeronáutica nacional e internacional, hubiese decidido aterrizar en Tulum a como diese lugar con tal de quedar bien con el alto mando, “YSQ” incluido, y se registrase algo más que una desviación al alterno? “Toco madera…”
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