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23/11/2024

Pilotos mexicanos huyendo al extranjero: ¡la verdad, qué triste!

Juan A. José / Miércoles, 6 Septiembre 2023 - 01:00

Si bien siempre me ha quedado claro que los pilotos aviadores mexicanos son de clase mundial y que muchas aerolíneas quisieran tenerlos entre sus colaboradores, lo cierto es que México se había caracterizado por ofrecerles una aviación en la cual desempeñarse, digna de mantenerlos en casa.

Hoy día, quizás más que nunca, las operadoras los necesitan para apuntalar con su sentido de responsabilidad, talento y dedicación el desarrollo de un aerotransporte que simple y sencillamente no se puede dar el lujo de dejar ir al extranjero a esos grandes comandantes y primeros oficiales, que no hacen otra cosa que garantizar operaciones seguras, eficientes, sustentables y sostenibles, atraídos por el encanto de esos altos sueldos y por ahí buenas condiciones de trabajo que aerolíneas del Medio Oriente y Asia están ofreciendo a pilotos de todo el mundo, con las debidas capacidades y competencias, o lo que es peor: huyendo de las condiciones en las que se encuentran laborando en algunas compañías mexicanas.

Así es, estimado lector: muchos profesionales mexicanos del vuelo están aceptando irse a volar a otras geografías, cansados del mal clima laboral, de los bajos salarios, de las excesivas jornadas, de la pobre capacitación, de los absurdos que tienen que soportar y también de las presiones a las que se ven sujetos en las organizaciones mexicanas de todo tipo, ya sea de taxi aéreo, aviación no regular o de transporte aéreo regular de pasajeros y carga.

Cuando tuve el privilegio de estudiar la carrera de piloto privado y comercial, entre 1977 y 1979, jamás imaginé encontrarme algún día con un aviador mexicano ya empleado por una aerolínea que se quejase de su trabajo o peor aún, que desease abandonarlo. Y es que si bien, como en todo, las relaciones patrón-trabajador en una operadora aérea siempre pueden evidenciar áreas de oportunidad, la profesión entonces era envidiable, tanto así que los pocos que lograban portar en activo un uniforme de piloto de aerolínea se les consideraba mexicanos, muy, pero muy afortunados y ellos lo sabían. Resultaba prácticamente inconcebible que alguno de ellos siquiera considerase la posibilidad de bajarse de un Aeroméxico o un Mexicana de Aviación para irse a volar a un lejano país.

¿Mexicanos?

Quizás no sobra hacer notar la significativa cantidad de pilotos de aerolínea de mi país con los que me he topado, que no son mexicanos por nacimiento sino nacidos fuera de esta geografía, violando con ello la ley mexicana. El fenómeno no es nuevo, hace décadas tuve conocimiento de un gran comandante de Aeronaves de México que había nacido en España, donde vio por primer vez la luz del día un colorido y filatélico ex comandante de Mexicana de Aviación de mucha fama en los medios culturales aeronáuticos.

Pero volvamos al tema del éxodo de pilotos mexicanos hacia el extranjero: recientemente realicé un vuelo nacional, a bordo de un avión de aerolínea mexicana, comandando por un brillante y experimentado aviador, por cierto, nacido en América Central. Más allá de lo anterior, lo que me dejó frío fue la manera en la que se quejó de las condiciones de trabajo en su aerolínea: “Estoy cansado, desmotivado, me siento explotado, los adiestramientos y la gestión de las tripulaciones, etcétera, son de tercera, siempre está uno presionado…” -me dijo, antes de reconocer que acaba de firmar un contrato para irse a trabajar nuevamente al extranjero. “Mi familia va a estar más segura que en México, yo voy a ganar más y lo mejor es que voy a volar más tranquilo y contento”.

¿Así o más claro, estimado lector?

No sé a usted, pero a mí me parece muy, pero muy triste escuchar a un gran piloto de aerolínea mexicano decirme lo que le acabo de compartir.

¿Consecuencia de la agresiva irrupción del modelo de alta eficiencia operativa? ¿Reflejo de la falta de respeto al marco legal, que caracteriza tanto a la gestión pública o privada? ¿Resultado de la mala gestión de la autoridad aeronáutica nacional? Muy posiblemente estamos hablando no solamente de la combinación de esos tres factores, sino de hasta de otros más. Sea como sea, la realidad es que en tiempos en los que las aerolíneas mexicanas están padeciendo, como muchas otras, la carencia de aviadores con el perfil adecuado, resulta preocupante que profesionales competentes, como al que hago referencia, estén haciendo maletas para migrar, dejando huecos en las cabinas de vuelo, que no solamente comprometen la eficiencia de las operaciones, sino en una de esas ponen en peligro la seguridad.

Aclaro: no soy un apologista de la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores de México, soy un promotor de aquello que contribuya a la seguridad, eficiencia, sustentabilidad y sostenibilidad del aerotransporte, y si para ello se requieren figuras gremiales que velen más que por sus miembros, por los usuarios del aerotransporte, ¡pues adelante!

Lo importante es que ha llegado el momento de reconocer que las cosas no marchan muy bien en nuestra aviación, y que hay que prestar la debida atención a ciertos temas, como el que comento en esta entrega, que me parecen de suma importancia, tanto así que no dudo en abordarlos en esta columna.

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