En un tuit del 17 de diciembre pasado, día de recuerdo del vuelo de los Hermanos Wright, el muy aeronáutico empresario mexicano Ricardo Salinas Pliego, al mando de Grupo Salinas y empresas de “alta gama” como Banco Azteca y Electra, por citar algunas, declaró lo siguiente:
“Claro que a mi me vale (lo del otorgamiento del cabotaje a las aerolíneas extranjeras) porque viajo en privado (llámese Jet Ejecutivo). Pero a los demás (los que no pertenecen a la casta dorada) les conviene muchísimo…Excepto claro, a la mafia de pilotos y sobrecargos y maleteros y a los dueños extranjeros de Aeroméxico, Volaris y Viva”. “Ya basta de hacernos pendejos, no más aviación nacional”.
¿En serio?
Mi primera reacción ante este mensaje fue reenviarlo a mis contactos en las redes acompañándolo de una sencilla pregunta: “¿Está… o qué?”
Conforme pasó el día reflexioné sobre el asunto y debo admitir, mi molestia respecto a lo clasista de su tuit se incrementó a tal grado que llegué a la conclusión de que Salinas Pliego no es, sino que se hace, y que sus declaraciones en torno al cabotaje no son otra cosa que una muestra de apoyo a la iniciativa presidencial, con tal de seguir evitando potenciales acciones fiscalizadoras en sus negocios y claro está: sus significativas consecuencias económicas en forma de sanciones.
Don Ricardo, el mismo que se ha hecho millonario gracias a los extractos más bajos de la sociedad mexicana, de los que emanan la mayoría de sus clientes y colaboradores, es el mismo que en su muy popular cadena de medios de comunicación, y digo popular en el sentido social, y en su penetración a nivel de audiencia, cada año promociona hasta el cansancio ese torneo de golf “de barrio” denominado “México Open”, que por lo menos en su edición del 2022 , contó con la participación del también muy humilde Grupo Vidanta, eso sí abusando de favores, caso porque me consta, de políticos al frente de entidades que le son útiles para la organización del evento, acciones que adquieren la más altas de las prioridades en ellas.
Me parece lamentable que personalidades como este señor, en condiciones de asesorar directamente nada menos a nuestro presidente, adquiera y divulgue por conveniencia personal o de sus negocios, posiciones tan dañinas para una industria tan importante para la economía mexicana como es su aerotransporte, por cierto, uno de los mejores del mundo y uno que en lugar de requerir más competencia necesita urgentemente apoyos gubernamentales comenzando por una política nacional de aviación de largo plazo diseñada en los mejores intereses de sus aerolíneas, que también son los mejores de los mexicanos.
Señor Salinas, con todo respeto pero no se midió con su tuit. No cabe duda, México merece mejores empresarios que usted.
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