El pasado 25 de octubre el portal de noticias T21 dio a conocer información de la firma de un Convenio de Comodato, realizado entre el gobierno de Michoacán y la Administración del Sistema Portuario Nacional (Asipona), del puerto de Lázaro Cárdenas, involucrando una cuantiosa inversión en su ampliación.
En las páginas del número 171 de la edición impresa de la Revista T21, es decir hace más de 9 años, publiqué un artículo comentando la noticia de que finalmente se había decidido ampliar el Aeropuerto Nacional General Lázaro Cárdenas del Río, localizado en esta importante localidad de la costa del Pacífico mexicano que, además de ser sede de grandes compañías industriales, cuenta con un puerto que, con sus 18 metros de calado, es el que tiene la mayor capacidad en este sentido en México. Por lo visto, no se realizaron las obras.
Hacia 2019, el aeropuerto atendió 1,242 vuelos, que transportaron 25,313 pasajeros. En 1998 alcanzó los 66,171 pasajeros, en 5,427 vuelos (su máximo histórico), la mayoría de ellos operados por Aeromar con sus ATR-42, por cierto, considerados “aeronave crítica”, es decir, la más grande que puede operar con seguridad en dicha terminal aérea.
Con su pista de 1,494 metros de longitud y 30 de ancho, y sin mucho margen en su perímetro para crecer, siendo sinceros, tengo mis dudas sobre la viabilidad de la ampliación en relación a la construcción de un nuevo aeropuerto que permita, tal y como me temo debe ser el caso, la operación de aeronaves jet tipo Airbus A320, Boeing 737 o Embraer 190, y así abaratar los precios de una ruta aérea que, al ser atendida por Aeromar con todo y su estructura de costos, no ofrece mucho margen que digamos en este sentido.
Quizás haría muy bien la Secretaría de Marina, encargada ya de este aeropuerto, considerar lo anterior con el fin de darle una visión de mayor plazo a la atención de la demanda de transporte aéreo de los límites de los estados de Guerrero y Michoacán, cubierta actualmente desde el Aeropuerto Internacional de Zihuatanejo, a 92 kilómetros de distancia, que se recorren como virtualmente todas las carreteras de la región, en condiciones de extrema inseguridad, no solamente por el trazado de la vía, sino por la delincuencia en ella.
Una oferta de transporte aéreo, segura, regular y competitiva no le caería mal a “Lázaro”.
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