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25/11/2024

Mexicana a 10 años: una mirada íntima y personal

Juan A. José / Martes, 1 Septiembre 2020 - 20:37

Desperté la mañana del 28 de agosto de 2020 y comprendí que en medio del tumulto de malas noticias que colman los espacios noticiosos hay un importante aniversario que recordar: un día como hoy, pero hace 10 años, “la madre del aerotransporte mexicano”,  nuestra querida aerolínea Mexicana de Aviación dejó de operar; no puedo decir, sin embargo, que para siempre, toda vez que no queda “cabalmente” claro el futuro de Interjet y como todo lo que rodea el proceso de la aerolínea fundada por la familia Alemán podría incidir en un eventual resurgimiento de Mexicana bajo el amparo del lopezobradorismo, algo que sigo viendo cada día más factible.

Los que alguna vez trabajamos en Mexicana, quizás tuvimos por ahí el privilegio de poder conocerla más íntimamente de lo que sucedería desde el exterior, lo cual, por lo menos en mi caso, representó acceder a un apasionante entorno profesional de marcados claroscuros, en el que el brillo de lo bien hecho afortunadamente opacaba lo que podría definir como “vicios difícilmente distinguibles de lo que serían actos de corrupción”, mismos que constaté en primera persona  en el seno de la aerolínea, principalmente en lo referente al desempeño de cierto personal de tierra, en mi opinión convertido en el “talón de Aquiles” del gran servicio que prestaba a sus favorecedores.

Sin caer en detalles y menos aún en injustos señalamientos, estoy hablando de eventos propios de hasta divertidas, pero sin duda preocupantes anécdotas que suelo compartir entre los míos, relacionadas con una suerte de impunidad con la que frecuentemente se manejaban determinados integrantes tanto del personal de base, como de supervisores de confianza y hasta de ejecutivos,  por lo menos del área de la empresa en la que colaboré, mismos que sin duda contribuyeron a que mi estancia laboral en Mexicana no resultase tan productiva, tan larga y debo confesar, tan satisfactoria como me hubiese gustado.

Pero la Mexicana de Aviación de la que fui parte en la segunda mitad de los años ochenta, entonces con Don Manuel Sosa de la Vega al frente, era más grande que cualquier área de oportunidad administrativa que existiese en alguna parte de su estructura corporativa y así terminé por entenderlo;  la enorme mayoría de su personal tenía muy, pero muy bien puesta la camiseta;  se operaba con seguridad, se ofrecía un servicio de gran calidad y sus aviones eran un orgullo de nuestro país tanto en los cielos nacionales y extranjeros. Sobra decir que portar su uniforme era un verdadero honor.

Imperfecta, tal y como en realidad es cualquier organización relacionada con lo humano, Mexicana de Aviación era la escuela ideal para esos futuros profesionales del aerotransporte que aun hoy día laboran en las aerolíneas y agencias de viaje en México. No costaba trabajo descubrir la razón de su magia, justificar su legado histórico y hacerse de ganas de ser parte de todo ello. La Mexicana de Pan American, la de Lindbergh, la del ingeniero Ballesteros… ¡Eso sí que motivaba a aprenderle algo!

A diez años de haber cortado sus alas y comenzado a verse inmersa en ese mediático, desaseado y penoso proceso administrativo y laboral en que todavía se encuentra, en el que destacan las injusticias que se han cometido contra sus trabajadores, dejando por ende mal parado el prestigio del sistema legal de México, el recuerdo de la Mexicana de Aviación que alguna vez fue y de la que fui parte, me resulta inspirador para seguir luchando y en lo posible contribuyendo para que nuestro país cuente, como siento merece, con un aerotransporte seguro, eficiente, sustentable, competitivo y de calidad.

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