Me entero que los administradores del Aeropuerto Internacional de Toluca, Estado de México y la Secretaría de Infraestrutura de dicha entidad, han habilitado un terreno adyacente al perímetro aeroportuario, cerca de la cabecera de la pista 15, como espacio para que el público pueda disfrutar como es debido, es decir, con seguridad y por ahí algo de comodidad, del espectáculo de las múltiples operaciones aéreas que alberga. No es la primera vez que el “López Mateos” tiene un mirador; recuerdo el que se ubicaba hace décadas en el techo de un cuerpo que unía el edifício terminal con el área de autoridades aeronáuticas.
Siempre he creído que no existe realmente un conflicto entre la necesidad de blindar a la aviación contra actos de interferencia ilícita y el deseo de la población de ver los despegues y aterrizajes. Soy de la idea ambas aspiraciones pueden ser satisfechas eligiendo, adaptando y supervisando algunos de los múltiples espacios que se disponen, ya sea en los edifícios terminales o en los perímetros de los aeropuertos. Además, un mirador público puede resultar una atractiva concesión comercial y por ende una nueva fuente de ingresos para la administración aeroportuaria que los podría emplear en reforzar, entre otras cosas, los temas de seguridad.
Lo cierto es que de una manera u otra, el público siempre va a encontrar la manera de ver aviones, aun cuando el lugar que elija no sea el más adecuado o el más seguro, casos por ejemplo en la Ciudad de México de un negocio de alimentos y bebidas en la Colonia Cuchilla del Tesoro denominado “La casa de Juan Juan” y de ese puente peatonal sobre el Boulevard Aeropuerto el conocido como “Mac-Puente”, en alución al restaurante de hamburguesas que se encuentra a su lado, sitios en los que decenas de personas se instalan para ver lo que sucede en las pistas del aeropuerto “Benito Juárez” que alguna vez tuvo verdaderos miradores públicos.
La gran mayoría de esta clase de espacios que aún existían en los aeropuertos del mundo fueron cancelados a raíz de la paranoia asociada a los ataques al World Trade Center de Nueva York y el Pentágono en Washington, D.C. el 11 de septiembre de 2001, después de los cuales se restringió mas la observación y fotografía de las operaciones, aún desde los espacios por los que transitan legítima y normalmente pasajeros y usuarios. Afortunadamente se mantuvieron algunos abiertos, inclusive en terminales aéreas tan importantes como Franckfort, Alemania, infraestructura en la que uno pudiera suponer existen sensibles amenazas en materia de prevención contra actos terroristas.
Por lo pronto, me parece una excelente noticia la que nos llega desde Toluca. Ojalá y otros aeropuertos se animen a hacer algo similar porque insisto, un mirador público adecuadamente instalado y operado puede ser una buena fuente de ingresos y lo más importante: una manera segura para que la gente esté cerca de algo tan fascinante como son las operaciones aéreas.
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