Tengo una licencia de piloto aviador privado de ala fija. Esto quiere decir que alguna vez tuve la oportunidad de estar al mando de pequeñas aeronaves más pesadas que el aire, llámese avionetas de diverso tipo, experiencia que sinceramente nunca olvidaré, en especial cuando me tocaba hacerlo solo.
Volar una aeronave como piloto es un verdadero privilegio; si aceptamos que existe una mística de la acción (muy al estilo Saint-Exupéry) podría decir que la comunión aviador-aeronave-aire tiene algo de místico.
Y es que el vuelo del hombre justa o injustamente sigue siendo considerado un verdadero milagro, no así el vuelo de las aves o de cualquier otra cosa que vuele sin un ser humano dentro. Creo que ahí está la enorme diferencia, como la que la hay entre ser un piloto de una aeronave tripulada o un piloto de un Sistema No Tripulado (UAS) profesional o (Dron) o hasta una aeronave a control remoto.
No voy a negar que la experiencia de pilotear con carácter lúdico-deportivo un hermoso avión de radio control, en especial cuando uno lo diseña, arma o mantiene, es maravillosa, pero en nada se compara con lo que siente una persona en el momento en que tiene la oportunidad a llevar al vuelo la aeronave uno ocupa. Con el paso de los años me han invitado a sumarme a los círculos del radio control, vuelo simulado en computadoras y recientemente a los drones, y así ---me dicen, seguir de alguna manera piloteando. La verdad es que la propuesta no me parece atractiva como no me parece hacer el amor de manera virtual o reemplazar el contacto personal con el hijo que tengo en el extranjero por medio de un teléfono o una pantalla.
De por sí pienso que entre los pilotos de helicópteros, los de globos aerostáticos y los de aeronaves de ala fija hay profundas diferencias estructurales, más aún lo pienso, entre quienes tienen bajo su responsabilidad la operación de aeronaves tripuladas y los que vuelan UAS.
La intención no es demeritar la labor de nadie o de alguna profesión, por el contrario; cada una de las facetas de las actividades pilotaje son importantes toda vez que tienen un factor común: Todas involucran un riesgo y por ende, sin excepción, requieren la operación segura de los equipos de vuelo, sea cual sea la motivación para su uso, para lo cual debemos poner sobre la mesa temas de capacitación, salud y certificación (licencias).
En pocas palabras: Tan piloto es uno de un dron, como lo es el de un Boeing 747, claro está, en sus correspondientes categorías. Eso no significa no deje de insistir que en mi opinión existe una muy fina diferencia entre hacer la labor dentro de la aeronave o hacerla desde fuera de ella, misma que además toca fibras sensibles de la psique humana, para la cual, queramos aceptarlo o no, lo maravilloso sigue siendo que alguien se suba a volar en una máquina voladora, y no que ésta vuele.
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