Me voy a permitir insistir en el tema de factores humanos, su tratamiento, aplicación de métodos generalmente aceptados, evaluación, etcétera. Esta vez lo haré desde la perspectiva de la formación de los instructores. Tan importante es el tema que la insistencia de tratarlo una y otra vez es porque se siguen dando los mismos patrones de comportamiento de quienes, de alguna manera, tenemos que ver con la aviación desde alguna de las actividades que envuelven el prefijo PTA (Personal Técnico Aeronáutico), término claramente definido en los reglamentos de la materia de aviación. La actividad de cada una de las actividades de los PTA está perfectamente bien definida en las leyes y reglamentos, y es ahí también que se muestran los alcances esperados (los cuales son auditables) y las consecuencias de no cumplir con lo especificado.
Un sinfín de ocasiones se ha tocado el tema del organismo creado exprofeso, la OACI, que regula las actividades aéreas a nivel mundial, se especifica, quién o quiénes deben cumplir con, al menos, lo que se indica a través de los anexos, cómo deben hacerlo, quiénes deben hacer tal o cual cosa, qué organismos deben vigilar su cumplimiento, me refiero a los anexos, y tantas otras cosas. Por supuesto que cada país tiene el derecho de auditar a quien va a tener operaciones a su país, se avisará mediante un comunicado que se ejercerá alguna auditoría, determinando fechas y alcances. Ahora bien, deteniéndome un momento en el tema de factores humanos, debe reconocerse que el índice que por este motivo se tiene en los accidentes e incidentes en rubros aeronáuticos, a nivel mundial, sigue conservando casi las mismas proporciones, entre 65 y 80%. También debe tomarse en cuenta que cualquier actividad aeronáutica, desde la perspectiva del PTA que se quiera considerar, es y será propensa a provocar incidentes y, si no se toma acción, accidentes.
Debe ser también digno de considerarse que los “Factores Humanos”, llámese gente, se agota con jornadas de trabajo elevadas, el rendimiento en el trabajo es bajo en estas circunstancias. Es preciso determinar hasta qué grado el incremento en las jornadas de trabajo puede tornarse peligroso. Sí, con esas palabras que recalco con mayúsculas, PELIGROSO. ¿Se tendrán estos datos? En verdad, no lo creo. Me parece que ya nos estamos tardando en buscar algún índice que nos prenda focos amarillos o quizá rojos cuando se rebasen los límites de la fatiga de los PTA. Recuerdo que antes, para el cruce del océano Atlántico, la compañía en que laboraba que ofrecía el servicio de Miami a Madrid el cambio de tripulantes se realizaba en el 60W, es decir, a medio Atlántico. Esto se practicó durante años, sin embargo, según quienes lo vivieron comentaban que causaban problemas, por lo que se optó fue por “arreglar” que una sola tripulación llevara el vuelo en todo el cruce del Atlántico.
Derivado de esto, se tenía un claro exceso de trabajo en los tripulantes, ¿y la fatiga? ¿Acaso se pensó en eso? En este ejemplo se ve que la fatiga se eliminó a “billetazos”, esto por el tiempo extra que se generaba, y ¿qué hay de los riesgos por las excesivas jornadas? Por fin, ¿se pone en riesgo la seguridad de la operación o no? Por supuesto que se pone en riesgo la seguridad, las tripulaciones no son de hule, se cansan, y el delicado trabajo que desempeñan ya no se realiza con el cien por ciento de seguridad. Es indispensable que se diseñen los mecanismos con los que se mida el nivel de fatiga y estrés, causado por fatiga en TODOS los modos de PTA y de esta manera conocer los límites en que estos no afecten la seguridad de las operaciones. Habremos perdido todos si los límites son trazados por algún incidente grave o un accidente y nos lamentemos todos los protagonistas de las actividades aéreas por algún percance.
Estos análisis deben ser hechos por profesionales en el tema de Factores Humanos, esta delicada actividad debe ser realizada por gente con una vasta experiencia para que ningún detalle sea obviado. La preparación debe ser constante, no se diga la actualización, este es uno de los temas que no debe dejarse en manos ni de la política ni de la conveniencia, los costos son altísimos, no dejemos a la deriva los efectos que la fatiga ocasionan en las altas jornadas de trabajo en cualquier modalidad de PTA.
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