Como consecuencia de la terrible pandemia que ha sufrido la humanidad entera de la cual no se salva ni ser humano ni actividad existente en este planeta, tenemos consecuencias graves que están afectando de manera muy significativa la recuperación y el desarrollo de cualquier industria, de manera cuasi letal a la industria aeronáutica, nuestro país no es la excepción. Hoy el índice que nos da luz en esto es la situación previa y la posterior a los niveles que se tenían, antes de la pandemia y, después de esta, de facto, ya se ha fijado un parteaguas bien definido, hay un antes y un después de la pandemia epidemiológica causada por covid. La meta es alcanzar los niveles, de cualquier indicador, que se tenían prepandemia, de hecho, ya el diccionario cuenta con una palabra nueva, bueno, dos, a saber, prepandemia y pospandemia.
El mundo prácticamente dejó de girar, toda actividad humana cesó, fue impresionante la manera en que esto se dio, todos los seres humanos de este planeta tuvimos que resguardarnos de la mortal tempestad que se cernía sobre su superficie amenazando con descargar sus perniciosos relámpagos sobre cualquiera. La intensidad del golpe variaba de un país a otro, la afectación no tuvo distingos, angustió al pobre, doblegó al poderoso, había que hacer algo y ¡ya!; el encierro total fue la solución primigenia y de la mano de la higiene exhaustiva marcaron el hito a seguir. Las muertes exponencialmente presentadas sirvieron de gasolina para los motores de la investigación, la preocupación era hacer algo y pronto para parar la sucesión de hechos de consecuencias mortales hipermultiplicados cada segundo. Nadie estaba lo suficientemente preparado para enfrentar la terrible crisis sanitaria que evidenciaba la debilidad humana en cada rincón de cualquier ciudad. La economía fue una de las ciencias que se vio afectada de manera sustantiva; esta, como actividad esencial para el desarrollo de los seres humanos no se podía dar el lujo de no ser atendida.
Decisiones inexplicables, sin tomar en cuenta lo esencial de la actividad de la industria aérea detuvieron el reloj de la verificación del estado de salud de todo el personal usuario de los medios de transporte. Sin restar valor a todos los operadores de transporte señalo lo peligroso de no conocer el estado físico de un PTA (personal técnico aeronáutico), en particular de un piloto aviador. Esta situación se ha convertido en una más de las amenazas que integran la serie de situaciones que pueden desencadenar un accidente en aviación, como es de esperarse, las consecuencias casi siempre son fatales. Por fuerza tanto en la autoridad aeronáutica como en Medicina Preventiva se tuvo que recurrir a las prórrogas de los efectos jurídicos, en una palabra, de los vencimientos de las licencias y de los certificados de aptitud psicofísica. Apenas esta medida fue momentáneamente suficiente para paliar de manera muy breve el estratosférico número de exámenes médicos pendientes de realizarse, aclaro que en todos los países del mundo se tuvo que tomar esta medida. Es menester ahora regresar lo más pronto posible a la normalidad, esta es, realizar exámenes médicos preventivos periódicos EPI (examen psicofisico integral) pero también revisiones EMO (examen médico en operación).
Los dos exámenes médicos mencionados están contemplados en el propio reglamento de medicina de transporte. Refiriéndome solamente a los de los pilotos aviadores cabe decir, en primer lugar, que no se ha transgredido lineamiento alguno, y las prórrogas han surtido efecto, no se ha detenido la actividad, prorrogada, pero se ha seguido operando. Sin embargo cabe una reflexión. Partiendo de que el estado de salud de una persona no admite prórroga alguna, el no checarse a tiempo puede convertirse en algo que atenta contra la seguridad de las operaciones aéreas. La revisión médica para personas menores de cuarenta años debe realizarse cada doce meses y rebasando esta edad deberá ejercitarse esta cada seis meses. Haciendo un ejercicio aritmético y considerando que las fechas de la pandemia iniciaron en marzo del 2020 y acudiendo a la prórroga autorizada desde el último acuerdo de la autoridad que es al final del 2021 tendremos individuos que no han tenido su evaluación psicofísica, menores de cuarenta años de edad, por más del doble de lo considerado como seguro y de los mayores de cuarenta años casi cuatro veces... ¡Cuatro exámenes médicos se han dejado de hacer!. Sin afirmar que alguien está faltando a algún precepto ni regla consensuada y reglamentada debemos reconocer que se están bajando peligrosamente los niveles de seguridad por el concepto de revisión del estado de salud de los tripulantes. Apelo a la cordura y ética de mis compañeros pilotos para que se practiquen, a la brevedad, sin esperar el límite de la prórroga, su evaluación psicofísica integral y comprobar que no existe afectación alguna y de esta manera incrementar los niveles de seguridad que merecen nuestros pasajeros.
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