¿Tendrá algo que ver la corrupción como factor de amenaza de la seguridad de nuestra aviación? ¿Será que conocerla y no tomar acción, sobre todo cuando tienes un puesto desde el que se puede mitigar, te hace igual de corrupto? ¿Será que ya no tenemos remedio? ¿Qué podemos hacer para combatirla desde nuestra esfera de acción?
Éstas son algunas de la preguntas que se me ocurren y que envuelven, de alguna manera, nuestro quehacer diario, como seres humanos y como mexicanos. No diría nada nuevo si señalo que el nuestro es de los países más corruptos del orbe, que esta afirmación nos perjudica de manera directa en nuestra solvencia como mexicanos honestos y dignos y que es una vergonzosa etiqueta que seguiremos cargando mienras o no hagamos algo para erradicarla. El negarla o voltear hacia otro lado cuando vemos corrupción, empeora nuestra situación y nos separa de cualquier tipo de amor a la patria, afirmación que externamos con gran entusiasmo pero que se oye hueca cuando ni siquiera reconocemos la existencia de esta verdadera vergüenza.
La aviación, en todas sus facetas, desde la construcción de aeronaves a la operación, que incluye preparación y adiestramiento de todos los que tenemos que ver con el proceso, es susceptible de corrupción. Normalmente las fases de la operación de aeronaves, sin olvidar los arreglos comerciales para recibir un servicio, son caras, desde la adquisición de los boletos como pasajeros, la compraventa de partes, la obtención de seguros, el mantenimiento de los propios aviones. Por lo anterior, la tentación de la corrupción se encuentra visible o subrepticia en donde se quiera ver. Imaginemos que alguna parte de un proceso no se realiza o se efectúa mal con el pretexto de que es muy costoso hacerlo de cierta forma, se pueden ocasionar situaciones que puedan desembocar en un peligro para la operación. Es innegable que si no se hace bien algo en estos procesos, la seguridad se verá amenazada porque, o se deja de hacer algo o se hace mal premeditadamente y esto pondrá en serio riesgo la seguridad de las operaciones y, por ende, muchas vidas humanas; el evitarlo es tarea de todos.
El remedio está en cada uno de nosotros y el hacerle frente con honestidad, con valor, sin titubeos es imprescindible, si es que se quiere contar con una aviación sin corrupción, inmersa en un país que se da cuenta de lo que tiene, de lo que es, de lo que significan sus valores, de revivirlos porque los tuvo y por alguna razón ahora están ausentes. Todos los que intervenimos en alguna parte del proceso aeronáutico, los pilotos, sobrecargos, técnicos, personal de operaciones, controladores, autoridades, en fin, todos debemos hacer algo por detectar, señalar, actuar en su contra y mitigar, de la forma que se quiera, el terrible cáncer que es la corrupción. El hacer algo que no está bien, sabiendo que ocasionará algún problema, inmediato o ulterior, el buscar lo fácil con trampas, el perjudicar para nosotros estar bien son ejemplos de corrupción y todos estamos inmersos en un ambiente con tintes de corrupción. No hacer algo para contrarrestarla nos hace cómplices de ella.
En el medio que me desenvuelvo y que transité por más de cuarenta años, la corrupción se veía a todos lados. Pero, ¿Qué hacer para combatirla? La clásica razón, que más bien es excusa, de que el gobierno es el corrupto, de que todos menos yo adolecen de este tremendo mal, evade la realidad. La corrupción la combatimos desde donde nos encontremos, el criticar hacia afuera no sirve de nada, lo que debemos hacer es señalarla con energía y afrontarla, reconocer cuando la tenemos cerca y actuar, no ser cómplice, hacerlo desde el lugar que laboro, donde debo reconocer que algo se está haciendo con corrupción es obligado; el actuar, es indispensable.
Donde me desarrollo actualmente se señala que existe corrupción, no niego nada. Lo que sí he hecho es advertir, a quienes están conmigo y están dispuestos a hacer algo por la aviación, que mi lucha será sin descanso y haré lo que sea para detectarla, nunca negarla y emprender acciones que me permitan dar con las fuentes que generan éstas y desechar los focos que la generan, castigarlas cuando me toque hacerlo. Así que te invito a que combatas la corrupción desde tu ámbito, ya no le eches la culpa al gobierno, al de enfrente, al que no piensa como tú. Contribuye con la seguridad de la operaciones aéreas haciendo lo que te corresponde, mírate hacia adentro y haz algo más allá de quejarte de lo que quizá no puedas cambiar.
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