En su euforia por el ahorro, las aerolíneas de bajo costo (LBC) están llegando a límites insospechados para ofrecer precios atractivos al consumidor. Han eliminado por completo el servicio a bordo, puesto a la venta todo, desde botanas y alimentos hasta la posibilidad de escoger tu lugar. Ya tampoco dan pases de abordar y no recurren a los arcaicos boletos con mil copias que hacían incomprensibles las escalas a realizar.
Otras aerolíneas ofrecen llevarte a tu destino con más de una escala y esperas superiores a las tres horas, con rutas en las que prácticamente te dan la vuelta al mundo para realizar un viaje que, en condiciones normales, te llevaría la cuarta parte del tiempo. Obviamente, los pasajeros ahorran cantidades importantes.
También han buscado meterse con las pretensiones salariales de sus empleados, reduciendo ingresos, lo que ha provocado huelgas a lo largo del planeta. Y, por último, también han cambiado la distribución de los asientos y la capacidad de sus aviones. Ahora, olvídate de que los asientos se reclinen o que la distancia entre ellos sea considerable. Volar por más de dos horas se ha vuelto muy incómodo, sobre todo si no eres bajito, ya que de plano tus rodillas van pegando en el asiento de adelante. Pero, eso sí, las líneas de bajo costo son mucho más baratas, sin duda.
Hablando de asientos, en la última Aircraft Interiors Expo, celebrada en Hannover, Alemania, en abril de 2018, la compañía italiana Avio Interiors presentó su novedad, el Skyrider 2.0, un arreglo de asientos que permiten al pasajero viajar en una posición de sentado híbrida, es decir que ni vas sentado ni vas de pie, aunque estás más cerca de lo segundo que de lo primero. Los respaldos son más altos de lo normal, el asiento es considerablemente más pequeño, los descansabrazos son pequeños, pero cómodos y la separación entre asientos es mínima, al reducirse de setenta a cincuenta y ocho centímetros. En pocas palabras, se parecen a los asientos de una montaña rusa.
Con esta “innovación”, la empresa italiana -creada en 1972 y con base en la ciudad de Latina-, busca que la comodidad pase a segundo término, de lo que se trata es que las empresas puedan, con estas características, reducir sus precios al público. Y no dudo que haya aerolíneas que lo estén considerando, como una oferta para clientes que se desplazan a lugares en visitas relámpago y que no necesiten llevar más avituallamiento que ellos mismos.
Obviamente, para las aerolíneas esto representaría un gran ahorro, ya que los Skyrider 2.0 pesan hasta 50% menos que cualquier asiento convencional y permiten incrementar la capacidad en los aviones hasta en un 20%. Esto es música para los oídos de las líneas de Ultra Bajo Costo. Hasta ahora, ninguna empresa ha adquirido este nuevo asiento, pero no debemos sorprendernos si, en un futuro no muy lejano, encontramos lugares con estas características.
Además, tomemos en cuenta que no es la primera vez que Avio Interiors muestra un producto así: éste es el modelo 2.0. Su debut tuvo lugar en 2010, sin embargo, no hubo gente interesada en adquirir el asiento, por lo que desecharon la idea. Ahora, con el surgimiento de las líneas de ultra bajo costo -que no tenían la fuerza que ahora tienen a inicios de la década-, espereoms a ver quién es el que se atreve a innovar los interiores de sus aviones con este tipo de asientos que permitirían una enorme densidad de pasajeros.
Pero, Avio Interiors no las tiene todas a su favor: falta mucho antes de que se autoricen estos asientos, pues se debe pensar en los tiempos de evacuación y las fuerzas que actúan en caso de un accidente. Pero algunas aerolíneas, como Ryanair, ya se frotan las manos. En alguna entrevista, el CEO de la línea irlandesa dijo que consideraría ofrecer una sección con este tipo de asientos y el resto con una conformación tradicional.
Todo es posible, he sido testigo de los importantes cambios que se han dado en el servicio a bordo. Por ejemplo, nunca pensé que las líneas troncales mexicanas cancelarían los alimentos, ni que sólo fueran a dar cacahuates en vuelos nacionales o que se prescindiera de los boletos y pases de abordar.
Los objetivos ahora son otros y los pasajeros -ahora llamados clientes- ya se hicieron a la idea de que es poco lo que pueden esperar mientras viajan en un avión. Por fortuna, en la seguridad no se han escatimado esfuerzos, aunque tal pareciera que en algunas aerolíneas este concepto es diferente. Esperemos que los cambios no afecten la seguridad de las operaciones.
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