La necesidad de pilotos a corto y mediano plazo sigue, y no se ve que estén reaccionando quienes eventualmente resultarán afectados por este fenómeno. Sin embargo, quien parece estar despertando de su letargo es la aerolínea del caballero águila, que acaba de abrir su propia escuela de vuelo como lo había hecho antes. Esto le hará bien a la compañía, y le permitirá paliar la eventual escasez de pilotos calificados, materia prima necesaria para hacer su negocio.
Como su nombre lo indica, Aeroméxico Formación pretende ser una buena fuente de formación de aviadores... ¡y cómo no! Si va a utilizar todos los recursos que tiene a su alcance, como son pilotos calificados e instructores de lujo. Lo único que podría disuadir a quien quiera integrar sus filas es el alto costo de la instrucción, de casi el doble de la usanza en el resto de las escuelas. Lo más probable es que Aeroméxico esté jugando con la opción de asegurar la entrada a la compañía, pues no se decide a ofrecerlo como un recurso que dejaría a escuelas rivales fuera de toda posibilidad de competencia.
Lo que no me explico es por qué no se ha fijado en los pilotos que ya entrenó: les hizo los mejores pilotos durante cuando menos treinta años y, en respuesta, ellos les cuidaron a sus clientes y aviones. Pero, cuando llegó la hora en que se jubilaran, se conformó con “echarlos” a la calle, ofreciendo a sus competidores en México y el mundo pilotos altamente calificados y gratis.
No comprendo si es por compromisos sindicales, desidia o mero gusto, pero en la escuela que está formando tendría pilotos para enseñar y formar nuevos a un promedio de cuando menos diez cada año, similar al número de jubilados en esta época. La perspectiva es halagüeña pues, en su primera convocatoria, cobrando tan caro y sin ofrecer la seguridad de entrar a la empresa, cuenta ya con más de sesenta apuntados.
¿Y Volaris e Interjet?
Las otras empresas, las que más o menos se encuentran en posición de crecer a tasas razonables, como son Volaris e Interjet, se han convertido en las grandes escuelas de pilotos de México y el mundo.
Todo mundo sabe que la paga es escasa (al compararlas con la legacy) y me imagino que los mismos pilotos lo saben, pues no es raro ver que vuelen a otras compañías ante una “apetecible” oferta de un salario jugoso. Y es que, ¿quién está dispuesto a ser toda la vida víctima de salarios por debajo de la media, o de sindicatos blancos en los que se hace lo que el patrón quiere?
¿Y qué hay del escalafón? No lo necesitan, ¡faltaba más! Eso de darle derechos a sus pilotos no entra en planes. Además, los contratos no se rigen por ninguno de los plazos acostumbrados, e incluso les hacen firmar compromisos de cumplimiento sobre amenazas de penalizaciones en dinero o cosas por el estilo.
Quizá por eso no me explico por qué razón en Aeroméxico los salarios son “tan altos”... ¿será que saben hacer mejor el negocio de transporte de pasajeros? No lo sé, pero así lo estilan desde que iniciaron operaciones.
Pero las cosas podrían ir peor, pues aquí los sindicatos no permitirán que pilotos extranjeros vuelen ninguno de nuestros aviones. Es por eso que las compañías deberán buscar la fórmula que les satisfaga el número de pilotos que requerirán para poder mantener el nivel de crecimiento que se han trazado como meta, cubrir jubilaciones e incapacidades y realizar planes nuevos.
Nuevas escuelas: ¿y la DGAC, apá?
Por otro lado, el número de escuelas de vuelo no será suficiente para dar cabida a todos los pilotos que quieran estudiar la carrera, y apostarle a entrar a una de las aerolíneas establecidas. Con este factor, habrá quien no dude en establecer su propia escuela, y qué bueno: bienvenidos todos los intentos de contribuir con la formación de pilotos aviadores. Pero esto significa un verdadero peligro si la creación y operación de las nóveles escuelas no es vigilado por la acción de la autoridad aeronáutica.
Hay que reconocer que en este momento no hay una buena supervisión de las escuelas de vuelo: la acción de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) no existe, pues no es capaz de garantizar que las escuelas de vuelo cumplan con lo que se requiere para realizar operaciones seguras. La autoridad mexicana debe ponerse al día y dedicarse a actuar en pro de la seguridad de la aviación. En realidad da miedo recomendar a alguien alguna escuela porque no se tiene al seguridad de que no se arriesgue demasiado en este, ya de por sí, arriesgado trabajo.
Tampoco me parece que se deba bloquear a quien tenga los deseos y los recursos de iniciar una escuela de vuelo. No me atrevería a señalarlo, pero no deberíamos prestarnos a ningún tipo de enjuague raro. Por eso, la autoridad debe dar las facilidades para la creación de escuelas seguras y de buen nivel, pues no se trata solo de comprar un simulador, echarlo a andar, conseguir aviones y hacer negocio. Debe cumplirse el nivel adecuado para que, aparte de ser una escuela segura, cuente con los más altos estándares de funcionamiento y cumpla con las reglamentaciones en la materia.
En conclusión, son las autoridades mexicanas las que deberán garantizar la seguridad y calidad de las escuelas que se creen. Como veo difícil que éstas “se apliquen”, espero que la próxima administración federal se ponga a la altura. Hay quienes sugieren que los problemas de la aviación mexicana se deben a que no se ha autorizado la creación de una agencia federal de aviación y una de investigación de accidentes, ambas independientes del gobierno central. ¿Diferente nombre pero con los mismos personajes de la actualidad? Lo que se necesita es voluntad de las autoridades y cambiar el modo de trabajar.
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