ASPA de México, la gran organización sindical autónoma que representa al grueso de los pilotos profesionales de este país, está a punto de renovar una parte importante de su estructura de mando.
Aclaro que también hay pilotos muy profesionales en las otras líneas aéreas comerciales mexicanas, tengo familiares muy queridos y respetados que laboran en Interjet y Volaris, y quizá Viva, y me consta que lo son. Los que no merecen mi respeto son los sindicatos que representan sus intereses, porque no velan por sus disque representados, nunca he estado de acuerdo con los organismos sindicales proclives a los caprichos de los patrones, estas últimas líneas mencionadas así lo acostumbran.
El aparentemente rutinario ejercicio electoral que se avecina en mi querida ASPA es mucho más que eso, es un proceso que mostrará lo que realmente quiere y está dispuesto a sostener la gran mayoría de los pilotos que forman la membresía de ese sin duda auténtico sindicato. Hace unos meses, el 28 de noviembre para ser preciso, un acto de protesta inducido por uno de sus dirigentes expuso negativamente la autoridad moral de sus pilotos. No estoy inventando, eso fue lo que se dejó ver en las declaraciones de quienes se disculparon de las aberrantes molestias y cuantiosas pérdidas que causaron a los pasajeros y a la empresa Aerovías de México, respectivamente.
Ese hecho, del que se quejaron tanto por fuera de la organización como por dentro de ella significó, para los pilotos agremiados, un parteaguas que dejó al descubierto los verdaderos intereses de los pilotos pertenecientes a ese sindicato. A través de ese ahora reconocido como bochornoso hecho, que canceló un número importante de vuelos (42) que afectaron a más de 3 mil pasajeros y causante de pérdidas de más de cien millones de pesos para Aeroméxico, se vislumbraba la manera propuesta de hacer sindicalismo de una parte del sindicato afín al estilo del ahora destituido Secretario de Trabajo y Conflictos de Aspa de México.
La lectura que se presentaba, aquel 28 de hace poco más de mes y medio, era la de privilegiar la afectación a las operaciones de la empresa sobre el diálogo entre ambas, empresa y sindicato y al agotamiento de los caminos legales y establecidos para dirimir sus diferencias y conflictos, “que me tengan miedo para que de esa manera me respeten” parecerían decir.
A través de los ajustes disparados desde aquel, hoy célebre, 28 de noviembre de 2017, la gran mayoría de los pilotos congregados en sus reuniones formales, demostraron que su estilo de negociación no se basa en la confrontación como recurso inicial de “negociación” sino que es a través del diálogo y el apego a derecho en esa materia que cifrarán sus relaciones con las empresas con las que guardan relaciones laborales formales, llámense Aeroméxico, Aeroméxico Connect y Aeromar. Quienes ahora se proponen para suplir a los destituidos funcionarios sindicales deberán tener en cuenta esto, porque es este precisamente el estilo por el que se inclina la mayoría de los pilotos multicitados.
Me alegro de que las cosas así se den porque hace ya mucho tiempo que era necesario definir si se seguían llevando a cabo las relaciones con las empresas de manera conservadora, sin cambios, o se apostaba por la amenaza al paro, a las afectaciones a la empresa como número uno y antes de preferir el diálogo y recursos legales establecidos. Estoy seguro que ese no era el camino a seguir y, sobre todo, no era el aprobado por las mayorías.
Lo que es indispensable hacer es vigilar estrictamente el apego a los compromisos contenidos en los contratos colectivos de trabajo y en los convenios vigentes. Todo mundo sabe que el camino último es el que nadie desearía, no hay quien quiera llevar las negociaciones entre empresa y trabajadores a una mesa en que sea una suerte de vencidas la que impere y entonces sí que todo mundo saldrá afectado irremediablemente. Las afectaciones pudieran ser efímeras, sencillas, hasta cierto punto, pero también las hay irreversibles, además de que el negocio de transporte de pasajeros es muy sensible a situaciones de esa naturaleza.
Así que, bienvenido todo proceso legal que ya se vio es el que prefiere la mayoría de los pilotos y seguramente la opinión pública toma el mensaje emitido por esta clara señal de que son precisamente ellos, los pasajeros, clientes, como los llama Aeroméxico, quienes son lo más valioso de este no tan sencillo negocio de la aviación comercial. Es de esta manera en que se puede salir a enfrentar a los poderosos competidores que siguen fortaleciéndose cada vez más y amenazan con engullir de un bocado a quien no cuide su negocio.
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