
Con las restricciones aéreas que surgieron por la emergencia del COVID, algunas compañías aéreas ofrecieron vuelos sin ningún destino y con rutas sobre paisajes singulares.
Las restricciones en movilidad por la emergencia sanitaria del coronavirus llevaron a algunas compañías áreas, sobre todo las asiáticas, hoy por hoy los viajes sin destino se han vuelto a poner de moda para generar ingresos. Son vuelos en los que los aviones comerciales van por el cielo durante horas para regresar al mismo aeropuerto del que salieron. Este tipo de vuelos se aderezan con detalles de lujo y un panorama paisajístico exclusivo de unas pocas personas.
Todavía hay vuelos a ninguna parte (vuelos turísticos SIGHTSEEING FLIGHTS), que no son tan comunes como lo fueron durante la pandemia de COVID-19. Algunas aerolíneas continúan ofreciendo este tipo de vuelos turísticos. Por ejemplo, en el pasado Qantas operó un vuelo de siete horas “Great Southern land” cuyos boletos se agotaron en minutos. Debido a su gran éxito, la aerolínea está considerando ofrecer más vuelos de este tipo, donde los pasajeros podrán admirar desde el aire impresionantes paisajes como la Gran Barrera de Coral y ULURU. Otras aerolíneas también tienen ofertas similares. EVA AIR en Taiwán operó vuelos temáticos especiales, incluyendo un vuelo de Hello Kitty que viajó a lo largo de la costa de Taiwán hasta las islas Ryukyu en Japón. Si bien estos vuelos han sido una forma creativa de simular experiencias de viaje durante la pandemia, algunas aerolíneas han considerado una opción a largo plazo. Los responsables de aviones para un mundo sostenible ponen énfasis en que este tipo de vuelos se ofrecen como un tipo de viajes de emisiones neutras y que compensan las emisiones emitidas. Sin embargo, no está del todo claro que este tipo de emisiones garantice el respeto al medio ambiente y que los paisajes que se sobrevuelan se queden como se encontraron. La aviación comercial provoca el 2% de las emisiones de CO2 del mundo, según la Comisión Europea, y hasta el 8%, según las cifras utilizadas por los ecologistas. Una estadística que vislumbra una contaminación que, no con pocos obstáculos, se debe ir reduciendo poco a poco.
Los precios de estos billetes son muy dispares, van desde los 850 euros en clase económica, hasta los 6,000 euros en clase ejecutiva y no es la primera vez que el sector de la aviación se plantea realizar vuelos polémicos no exentos de las quejas de los grupos ecologistas. El motivo principal es la queja de quemar combustible en vuelos cuya razón de ser dista del motivo puramente comercial de una compañía aérea.
De cualquier forma, el turismo se aferra a nuevas fórmulas como este tipo de viajes a “ningún lugar”. Viajes “dronizados”, con paisajes a vista de pájaro. Una alternativa de ingresos económicos a lo puramente convencional.
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